El Heraldo de Chihuahua

Ucrania y la neblina de guerra

- Luis Humberto Fernández @LuisH_Fernandez

Las lecciones de Robert McNamara, quien fue Secretario de la Defensa de Estados Unidos, Presidente de Ford y del Banco Mundial, se narran en el libro La Neblina de Guerra, el cual repasa lo que aprendió a través de su intensa vida pública, y señala que a veces los hechos son tan complejos que están más allá de la habilidad humana para comprender todas las variables. La oscuridad, el ruido y la incertidum­bre hacen que los hechos por venir nos sean difíciles de visualizar, y Ucrania es un extraordin­ario ejemplo de esto.

En estas lecciones señala, como número uno, la empatía con el enemigo y tratar de ponernos en la piel y los ojos de él y vernos a través de ellos. No tiene que ver con la simpatía, simplement­e es entender las razones, no necesariam­ente aceptarlas, porque la empatía es capaz de generar herramient­as para evitar las confusione­s.

En Ucrania, el conflicto se ha vuelto un diálogo de sordos, en el que están imperando valores irracional­es. Militarmen­te es muy probable que Rusia gane la guerra y que en algún momento tome Kiev, sin que esto signifique mayor seguridad o prosperida­d para Moscú. No se incrementa­rá el poder de Putin y es probable que una sociedad que se acostumbró por más de 33 años a los bienes occidental­es y ahora carezca de ellos, sumado a una predecible crisis económica, no quede muy contenta; habrá que ver qué puede más, si el discurso de Putin o los hábitos consumista­s. En cuanto a la soberanía, Rusia se podría convertir en un punto más de la ruta de la seda y dependerá de manera absoluta de China.

Por el otro lado, en la OTAN, tampoco se avanza nada, regresarem­os a la época de la Guerra Fría, lo que sin duda significar­á mayor presupuest­o para armas y menor inversión para el desarrollo. ¿Adónde va todo esto entonces?

La crisis de Ucrania precipitar­á las tendencias actuales. Europa y Estados Unidos acelerarán de manera vertiginos­a sus esfuerzos para generar energías limpias y renovables y no tener que depender del gas o petróleo de nadie. Otras zonas del mundo podrán contagiars­e de estos efectos, como podría ser Taiwán, Cachemira y Medio Oriente. La eventual caída de Kiev no significar­á el final del conflicto, apenas será el inicio. La historia nos ha mostrado que estas incursione­s no son sencillas. Ni los rusos ni los estadounid­enses pudieron

La crisis de Ucrania precipitar­á las tendencias actuales. Europa y Estados Unidos acelerarán de manera vertiginos­a sus esfuerzos para generar energías limpias y renovables y no tener que depender del gas o petróleo de nadie. Otras zonas del mundo podrán contagiars­e de estos efectos, como podría ser Taiwán, Cachemira y Medio Oriente. La eventual caída de Kiev no significar­á el final del conflicto, apenas será el inicio. Ni los rusos ni los estadounid­enses pudieron mantener Afganistán ni tampoco Vietnam, por lo que implicará un costo humano, económico y político para todas las partes.

mantener Afganistán ni tampoco Vietnam, por lo que implicará un costo humano, económico y político para todas las partes.

Más allá de las considerac­iones éticas, políticas e ideológica­s de McNamara, nadie puede regatear que él y Kissinger fueron quienes mejor entendiero­n el poder en su tiempo. Por lo que no es para nada deleznable el consejo de tener empatía con el enemigo. Es momento, para todos los actores del conflicto, de detenerse y verse a través de los ojos del adversario; y entender que los hechos de poder por sí mismos, sin una racionalid­ad humana detrás, siempre traen consecuenc­ias terribles. Si no se logra la empatía como un inicio de reconcilia­ción, entraremos en un momento que no haya posibilida­d de vencedor en ningún aspecto.

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