Comentario al Evangelio: Parábola de la higuera seca
Unos hombres le informaron a Jesús que Pilato había mandado asesinar a unos galileos cuando estaban ofreciendo sacrificios, es decir, cuando estaban dando culto a Dios, cuando estaban haciendo algo bueno. Luego, Jesús recordó a dieciocho hombres que murieron aplastados por la torre de Siloé en Jerusalén, es decir, accidentalmente. Unos fueron asesinados y otros murieron en un accidente. La pregunta de Jesús es, si los galileos fueron asesinados porque eran más pecadores que los demás galileos; y, si los de Jerusalén fueron aplastados por la torre de Siloé porque eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén. La respuesta del mismo Jesús es un contundente NO. Y viene la advertencia de Jesús: "y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante". ¿A qué se refiere ese "de manera semejante"? ¿a ser asesinados? ¿a morir accidentalmente? La respuesta está en la parábola que dice a continuación.
La higuera que está plantada en medio de un viñedo, que los últimos tres años no ha dado fruto y que está ocupando la tierra inútilmente, ¡hay que cortarla! Es una lástima, porque el fruto de la higuera es sabroso, dulce, exquisito, delicioso y nutritivo. El viñador, que sabe que con el fruto de la viña es suficiente para tener ganancias, que la higuera es extra, que no aumenta una pizca los pingües dividendos de la viña, siente algo de lástima por la higuera. A lo mejor, removiéndole la tierra y echándole abono, el siguiente año pueda dar fruto. Pide una última oportunidad para esa higuera.
Los galileos amanecieron un día normalmente, como todos los días, pero fue el último; nunca lo supieron. Los dieciocho de Jerusalén también amanecieron un día normalmente, como todos los días, pero fue el último; nunca lo supieron. "De manera semejante", nosotros amanecimos hoy normalmente, como todos los días, no sabemos si es la última oportunidad que Dios nos da para dar buenos frutos.
Ojalá que todos los años que Dios nos ha concedido de vida hayan sido muy productivos y que nos presentemos ante Dios plenos de frutos de vida nueva, de vida eterna.
Si no ha sido así, consideremos que mientras estamos vivos, probablemente un buen viñador (ver Jn 15,1-6) está intercediendo por nosotros, para que tengamos una última oportunidad de producir esos buenos frutos (ver Gal 5,22-23; 1 Cor 13,4-7; Ef 5,9).
Saludos y bendiciones desde el Santuario de Guadalupe de Chihuahua, la casita de la Madre del verdadero Dios por quien se vive. (Notidiócesis)