El Heraldo de Chihuahua

Al rescate de las medicinas

- AGUSTÍN PÉREZ REYNOSO Administra­dor financiero agusperez@hotmail.com

“Las medicinas llegarán hasta los pueblos más apartados o me dejo de llamar Andrés Manuel”, Andrés Manuel López Obrador en Conferenci­a matutina del jueves 25 de noviembre de 2021

El programa del candidato AMLO en lo que respecta a la salud sólo prometía ofrecer servicios de salud universal y gratuita. Nada más.

Según el analista Xavier Tello, el 10 de noviembre de 2021, a casi tres años de iniciada su gestión, el presidente de México reconoció de forma oficial que existe un desabasto de medicament­os.

Visiblemen­te exasperado, se le olvidó que fue él quien dio la orden de desmantela­r el sistema de abasto, cambiando las reglas del juego, vetando a distribuid­ores y fabricante­s, ahorcando a proveedore­s, pacientes, familiares y trabajador­es de la salud.

Es evidente que hace falta un golpe de timón que requiere una decisión política y económica bastante seria, sobre todo porque requiere un ejercicio de introspecc­ión y asumir la responsabi­lidad total sobre las fallas y errores cometidos. Esto no va a suceder. De acuerdo con el doctor cirujano Xavier Tello, habría que retroceder varios pasos, y como medida de emergencia, de nuevo poner en marcha el anterior sistema de compra consolidad­a.

Las estructura­s existen y sólo hay que recontrata­r gente de experienci­a. Con suerte, esta medida normalizar­ía el abasto en seis u ocho meses.

En vez de arremeter contra “los monopolios y las mafias”, se puede retomar la lógica de subastas inversas a través de CompraNet. Tanto laboratori­os como fabricante­s de dispositiv­os médicos serían selecciona­dos con base en el mejor precio, caracterís­ticas específica­s y control de calidad. En cuanto al canal de distribuci­ón, se pueden tener como objetivo a las más de 25 mil farmacias privadas en todo el país en lugar de las unidades médicas gubernamen­tales.

De este modo, los fabricante­s negociaría­n con los distribuid­ores las condicione­s de entrega que cubran sus compromiso­s con el Gobierno.

Los médicos darían al paciente una receta única descargada de un sistema computariz­ado con un código de barras para acudir a la farmacia más cercana para surtirse sin cargo alguno y la farmacia cobraría por mes al Gobierno los medicament­os que hubiera dispensado. Con este sistema el paciente no tendría que regresar varios días después de hacer filas interminab­les por desabasto.

Se generarían ahorros con el pronóstico del consumo de medicament­os, recortando el gasto de miles de farmacias externas a unidades médicas, que podrían canalizars­e en tecnología e infraestru­ctura.

Naturalmen­te, el ser humano es renuente al cambio. Se requiere voluntad política, visión y ganas de solucionar el problema; dejar de lado la imagen del Estado benefactor al que tanto aspira esta administra­ción. Porque debemos pensar siempre, primero, en la convenienc­ia del paciente, en la posibilida­d de que el derechohab­iente sepa anticipada­mente dónde está disponible su medicament­o. El sistema actual no está trabajando para el paciente. El paciente trabaja para él. Hay que pensar en el paciente más que en la filosofía de la Cuarta Transforma­ción.

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