Subsidio a la inversa
Con los impuestos que pagamos, nuestros gobiernos son los responsables de dar a los ciudadanos seguridad, estado de derecho, educación, servicios públicos, seguridad social, y servicios de salud. Lamentablemente las decisiones que han tomado nuestros gobernantes avalados por los legisladores nos han llevado a que ciudadanos y empresas además de pagar nuestros impuestos subsidiemos a nuestros gobiernos.
Un ejemplo que tiene que ver directamente con la educación y salud de nuestros niños y madres trabajadoras, fue quitar el apoyo a las 27,000 Escuelas de Tiempo Completo, que atendían a 3.6 millones de niños que estudiaban 8 horas diarias, con desayuno y comida saludable. Y aquí es donde ahora, padres y madres de familia tienen que subsidiar al gobierno pagando por el cuidado y alimentación de sus hijos, mientras ellos acuden a trabajar.
Además las empresas, mediante la aportación del Impuesto Sobre Nómina y, a través de la Fundación del Empresariado Chihuahuense (Fechac), han apoyado a 88 Escuelas de Tiempo Completo que benefician a niñas y niños de Chihuahua; o el apoyo a 70 estancias infantiles con una aportación de 900,000 pesos anuales, y que impacta a más de 900 niñas y niños, y sus familias. Otra de estas ocurrencias se dio la semana pasada, cuando el grupo parlamentario afín al gobierno federal aprobó la iniciativa para que las empresas seamos responsables de cobrar a nuestros colaboradores las deudas que éstos tienen con instituciones financieras. Lamentablemente el 70% de las personas que viven en alguna condición de pobreza tienen que endeudarse para cubrir sus necesidades básicas.
Con esto quieren que las empresas subsidiemos al gobierno y a ciertas instituciones financieras llevando la administración de estos recursos donde se pretende que le descontemos hasta el 40% de su sueldo.
Empresas y colaboradores que no obtuvieron ni un solo apoyo durante esta crisis y que soportaron toda la economía del país también llevan una gran carga administrativa para hacer el trabajo que corresponde al gobierno: fiscalizarnos unas a otras validando y timbrando facturas, realizar retenciones, generar una gran cantidad reportes, llenar complicadas declaraciones de impuestos, lo cual nos ha llevado a requerir grandes departamentos administrativos, que se traducen en inversiones en personal, tiempo y equipo.
Y podríamos poner muchos más ejemplos: la inversión en transporte privado para nuestros colaboradores, o el gasto de las personas en un vehículo propio, por no contar con un transporte público adecuado; inversión en seguridad privada, por no tener la suficiente seguridad; el gasto en cisternas, por un sistema deficiente para el suministro del agua.
Como ciudadanos e iniciativa privada debemos tener una mayor participación, desde el cuestionamiento a los candidatos y sus propuestas, el ejercicio de nuestro voto y la rendición de cuentas a nuestros gobernantes. Solamente así podemos alcanzar mejores condiciones de vida para todas las personas y una distribución más equitativa de la riqueza.