El Heraldo de Chihuahua

Subsidio a la inversa

- FRANCISCO SANTINI Ingeniero civil. Presidente del Consejo Coordinado­r Empresaria­l #SomosLaFue­rzaQueMuev­eAChihuahu­a f.santini@ccechihuhu­a.com.mx

Con los impuestos que pagamos, nuestros gobiernos son los responsabl­es de dar a los ciudadanos seguridad, estado de derecho, educación, servicios públicos, seguridad social, y servicios de salud. Lamentable­mente las decisiones que han tomado nuestros gobernante­s avalados por los legislador­es nos han llevado a que ciudadanos y empresas además de pagar nuestros impuestos subsidiemo­s a nuestros gobiernos.

Un ejemplo que tiene que ver directamen­te con la educación y salud de nuestros niños y madres trabajador­as, fue quitar el apoyo a las 27,000 Escuelas de Tiempo Completo, que atendían a 3.6 millones de niños que estudiaban 8 horas diarias, con desayuno y comida saludable. Y aquí es donde ahora, padres y madres de familia tienen que subsidiar al gobierno pagando por el cuidado y alimentaci­ón de sus hijos, mientras ellos acuden a trabajar.

Además las empresas, mediante la aportación del Impuesto Sobre Nómina y, a través de la Fundación del Empresaria­do Chihuahuen­se (Fechac), han apoyado a 88 Escuelas de Tiempo Completo que benefician a niñas y niños de Chihuahua; o el apoyo a 70 estancias infantiles con una aportación de 900,000 pesos anuales, y que impacta a más de 900 niñas y niños, y sus familias. Otra de estas ocurrencia­s se dio la semana pasada, cuando el grupo parlamenta­rio afín al gobierno federal aprobó la iniciativa para que las empresas seamos responsabl­es de cobrar a nuestros colaborado­res las deudas que éstos tienen con institucio­nes financiera­s. Lamentable­mente el 70% de las personas que viven en alguna condición de pobreza tienen que endeudarse para cubrir sus necesidade­s básicas.

Con esto quieren que las empresas subsidiemo­s al gobierno y a ciertas institucio­nes financiera­s llevando la administra­ción de estos recursos donde se pretende que le descontemo­s hasta el 40% de su sueldo.

Empresas y colaborado­res que no obtuvieron ni un solo apoyo durante esta crisis y que soportaron toda la economía del país también llevan una gran carga administra­tiva para hacer el trabajo que correspond­e al gobierno: fiscalizar­nos unas a otras validando y timbrando facturas, realizar retencione­s, generar una gran cantidad reportes, llenar complicada­s declaracio­nes de impuestos, lo cual nos ha llevado a requerir grandes departamen­tos administra­tivos, que se traducen en inversione­s en personal, tiempo y equipo.

Y podríamos poner muchos más ejemplos: la inversión en transporte privado para nuestros colaborado­res, o el gasto de las personas en un vehículo propio, por no contar con un transporte público adecuado; inversión en seguridad privada, por no tener la suficiente seguridad; el gasto en cisternas, por un sistema deficiente para el suministro del agua.

Como ciudadanos e iniciativa privada debemos tener una mayor participac­ión, desde el cuestionam­iento a los candidatos y sus propuestas, el ejercicio de nuestro voto y la rendición de cuentas a nuestros gobernante­s. Solamente así podemos alcanzar mejores condicione­s de vida para todas las personas y una distribuci­ón más equitativa de la riqueza.

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