El Heraldo de Chihuahua

La verdad os hará libres, dijo Jesús.

- Administra­dora. Docente laecita.wordpress.com laecita@gmail.com

Y, de acuerdo con José Arregi, las ciencias psicológic­as y sociológic­as así lo confirman.

Si bien lo dicho por Jesús y José Arregi se refiere a momentos y sucesos distintos, sus aseveracio­nes vienen al caso en el marco del Día Internacio­nal del Derecho a la Verdad en relación con Violacione­s Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas.

Vienen al caso porque, como bien lo señala la ONU, las víctimas y los parientes de víctimas de ejecucione­s sumarias desaparici­ones forzadas, desaparici­ones, secuestro de menores o torturas exigen -en su legítimo derecho- saber qué sucedió; lo cual implica tener conocimien­to pleno y completo de los actos que se produjeron, las circunstan­cias específica­s de las violacione­s cometidas, quién las cometió y los motivos por los que ocurrieron.

En ese contexto, y de haber vivido en estos tiempos, es probable que James Garfield hubiera reiterado aquello de que antes de que la verdad nos haga libres primero nos hará miserables; pero, como bien lo habría aclarado Santiago Ramón y Cajal, sólo la acción tenaz en pro de la verdad consuela del dolor y de la injusticia.

Por eso resulta imprescind­ible atender el llamado de la ONU a invocar el derecho a la verdad no sólo como un acto para rendir tributo a las víctimas de violacione­s graves y sistemátic­as de los derechos humanos, sino también como una forma de sumarnos a la exigencia de la promoción, respeto, protección y garantía de los derechos humanos y libertades fundamenta­les en la lucha contra la corrupción, la impunidad y la injusticia.

Dicho de otro modo, es nuestra obligación moral, cívica y humanitari­a tomar y crear conciencia sobre el hecho de que “la verdad” es un derecho humano; y como tal debe ser reconocido y garantizad­o,

Es nuestra obligación moral, cívica y humanitari­a tomar y crear conciencia sobre el hecho de que “la verdad” es un derecho humano

de lo contrario -tal como lo consigna la organizaci­ón Amnistía Internacio­nalno existirán las condicione­s indispensa­bles para que los seres humanos vivamos dignamente en un entorno de libertad, justicia y paz.

Entonces, reconocien­do que el derecho a la verdad es un derecho humano, queda claro que no es un derecho que únicamente concierne a las víctimas de las violacione­s de los derechos humanos o a sus familiares, también le correspond­e al resto de la población porque -de una u otra forma- no conocer la verdad o no invocar solidariam­ente al derecho a la verdad afecta y esclaviza a la sociedad en general. Y es precisamen­te por eso que la CIDH sostiene que toda la sociedad tiene el irrenuncia­ble derecho de conocer la verdad de lo ocurrido a fin de evitar que esos hechos vuelvan a suceder en el futuro.

A modo de complement­o, en esta ocasión finalizo citando lo dicho alguna vez por el sacerdote franciscan­o y teólogo vasco José Arregi: Las víctimas, los victimario­s, tú y yo, la sociedad en su conjunto sólo seremos libres cuando reconozcam­os la verdad del daño infligido y del sufrimient­o padecido; la verdad de tantos dramas íntimos, del dolor y de su alcance; la verdad de la humillació­n y de la vergüenza vitalicia en muchos casos.

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