El PRI en Chihuahua y lo que se espera de la nueva dirigencia
El relevo en la dirigencia estatal del Partido Revolucionario Institucional es una apuesta por el profesionalismo político, la sensibilidad social y el acercamiento con la militancia, seccionales y la ciudadanía en general.
Con más de veinte años de militancia partidista y de haber participado en múltiples campañas, he sido favorecida ocupando dentro de ese periodo diversos puestos tales como: contralora general del Comité Directivo Estatal, delegada municipal, delegada regional, miembro de la Comisión Estatal de Procesos Internos y recientemente candidata a diputada federal por el Distrito 6; durante ese periodo he presenciado todo tipo de eventos dentro del partido, sentí la emoción de ser parte de eventos de gran envergadura en los que no cabía un alfiler escuchando el retumbar de los tambores que nunca faltaban coreando el nombre del candidato en turno; de la misma manera, el pasado domingo, estuvimos presentes en la entrega de la constancia como presidente electo del CDE del PRI a Alejandro Domínguez, a quien acompañó en fórmula Kenia Durán como secretaria general.
Más que un evento protocolario y de “tambores”, el cambio en la dirigencia estatal del PRI debe ser una renovación de esperanza, del compromiso con la mujer, los jóvenes y la estructura, así como una apuesta por la sensibilidad social y la profesionalización de la política.
La nueva directiva estará al frente del partido para concluir el periodo 20222026, si bien la designación de los nuevos dirigentes fue un evento, aunque pequeño, no menos importante; y todavía más importante aún es la significación del hecho y lo que se espera de Alejandro Domínguez como su nuevo dirigente estatal.
El presidente electo es un priista desde la cultura del esfuerzo como se describe, pero con estudios de maestría y amplia experiencia política, legislativa y partidaria, una persona que asume compromisos, con el referente de “la dinámica que Colosio nos imponía que es la de estar en todo el estado con una dirigencia con fuerza, con apertura, que dialogue y esté cercana a la militancia pero también cercanos a la sociedad”.
Más que un evento protocolario y de “tambores”, el cambio en la dirigencia estatal del PRI debe ser una renovación de esperanza, del compromiso con la mujer, los jóvenes y la estructura, así como una apuesta por la sensibilidad social y la profesionalización de la política.
Con todos estos elementos, se tendrá un partido organizado, en el cual se privilegie la unidad. El priismo debe estar abierto a la ciudadanía para consolidar un mejor futuro para sus habitantes.
El PRI Chihuahua tiene que plantear el trabajo de una generación de políticos y políticas profesionales que logren articular todas las energías y los enfoques en un planteamiento claro de retomar los orígenes, darnos un mejor presente y establecer los cimientos de un futuro cierto.
De ese modo, el partido necesita el concurso y la participación activa de todos sus cuadros, sectores, organizaciones, corrientes ideológicas, etc., que fortalezcan la unidad desde la diversidad.
Si bien el partido tiene su identidad y gran parte de sus éxitos en la organización sectorial, hoy en día, el fortalecimiento de los sectores requiere iniciativas y propuestas plurisectoriales o transversales que se sustenten en una sola dirección, para posibilitar una mejor dirigencia.
Por ello es importante que todos los sectores, tras situar sus propias fortalezas, debilidades y oportunidades, puedan contribuir a la realización de un plan de trabajo enfocado a la transformación de partido, dentro del marco más amplio de la transformación del estado y del país.