Deporte y política callan ante guerras que afectan Palestina, Yemen y Siria
La invasión a Ucrania ha supuesto el veto a Rusia en el deporte internacional y ha dejado en fuera de juego el mensaje de que hay que separar deporte y política, una circunstancia esta última que algunos sectores del mundo árabe consideran un agravio comparativo.
Para el investigador del Instituto de Oriente Medio de la Universidad de Singapur, James Dorsey, el cambio de postura de las entidades deportivas hace pensar en lo que ha venido ocurriendo ante otro tipo de situaciones: “Las asociaciones deportivas internacionales, incluyendo la FIFA, han prohibido toda expresión política y religiosa en un terreno deportivo. Ahora han levantado esta prohibición por Ucrania. ¿Pero qué pasa con Yemen? ¿Siria? ¿Libia? ¿Palestina?”.
Para muchos árabes, que han visto a sus propios deportistas castigados, por ejemplo por haberse negado a competir contra israelíes en señal de protesta por las guerras sucesivas en la región, la excepción que supone ahora un conflicto europeo puede enmarcarse en una política occidental guiada por una doble moral.
“Nunca nos autorizaron a hablar de política en el deporte, pero ahora, de repente, está autorizado”, declaró el egipcio Ali Farag, figura del squash.
“Ahora que está autorizado, espero que la gente mire también hacia la opresión en todo el mundo. Los palestinos viven esto desde hace 74 años (con la creación del Estado de Israel), pero supongo que no podíamos hablar de ello, porque no correspondía al relato de los medios occidentales”, añade Farag.
Unos días después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, el 24 de febrero, FIFA y UEFA tomaron rápidamente medidas, excluyendo a Rusia de todas las competiciones, especialmente del Mundial de final de este año en Qatar.
La Fórmula 1 suspendió su contrato con el Gran Premio de Sochi.
En Oriente Medio, varias colonias judías construidas en la Cisjordania ocupada desde 1967 por Israel e ilegales a ojos del derecho internacional tienen clubes que, según la Federación Palestina, deberían verse vetados de competir.
VIDAS QUE VALEN MENOS
En Tokio 2020, el judoka argelino Fathi Norine rechazó enfrentarse a un rival israelí en solidaridad con los palestinos, lo que le costó una suspensión de 10 años.
Como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, la Federación Internacional de Judo suspendió al presidente ruso, Vladimir Putin, como presidente de honor. Se cancelaron además las competiciones internacionales en suelo ruso.
En Asia, el futbolista palestino Mohamed Rashid se negó a permanecer de pie con su club indonesio Persib Bandung cuando mostraron una pancarta de “Parad la guerra” antes del juego.
“Estoy en contra de cualquier guerra, en cualquier país, pero hay gente que muere todos los días en Palestina, en Siria, en Yemen”, declaró.
Rusia dio apoyo militar al régimen de Bashar Al Asad en Siria, lo que le valió fuertes críticas de organizaciones de derechos humanos por un conflicto iniciado en 2011 y que ha generado 500 mil muertos, ha destruido las infraestructuras del país y ha provocado el éxodo de millones de personas.
En opinión del investigador James Dorsey, “la idea de que la política y el deporte están separados es una ficción. Son gemelos unidos por la cadera. La única solución es reconocer esa relación”, dijo. / AFP
Cuando la guerra estalla en un país occidental, todo el mundo se solidariza, pero cuando la gente muere en Palestina, no tenemos derecho de mostrar nuestra solidaridad”
MOHAMED RASHID
FUTBOLISTA PALESTINO
10
AÑOS DE CASTIGO A JUDOKA POR EVITAR A ISRAELÍ