El Heraldo de Chihuahua

Las soluciones incorrecta­s

- @cipmexac

No es sorpresa que nuestro país se enfrenta a una ola constante de violencia: feminicidi­os, secuestros, asaltos, peleas en estadios que terminan en masacres. No obstante, buscamos soluciones incorrecta­s a problemáti­cas sistémicas. Tal es el caso de una nueva propuesta de iniciativa de ley que prohíbe el acceso a los estadios a personas con antecedent­es penales, una solución que solo estigmatiz­a a un grupo vulnerable.

La cárcel ha sido la respuesta a la violencia durante mucho tiempo en nuestro país. Sin embargo, los objetivos de los centros penitencia­rios no siempre se cumplen. Por un lado, se busca castigar a las personas que delinquier­on, por el otro, se busca la reinserció­n de las personas privadas de su libertad a la sociedad. Muchas veces, por la capacidad institucio­nal

que tienen los centros penitencia­rios, se le da prioridad al primer objetivo.

Según la última Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad, en México hay 220 mil 500 personas privadas de la libertad, de las cuales, muchas de ellas tuvieron problemas de adicciones, vivieron en un entorno violento, tuvieron dependient­es económicos y trabajos que no satisfacía­n sus necesidade­s básicas.

Y es que vivir en reclusión no es nada fácil. Las personas privadas de su libertad se han enfrentado a múltiples violacione­s a sus derechos humanos (encontránd­ose en espacios hacinados y poco dignos, con limitado acceso a atención médica y satisfacto­res básicos como agua potable y alimentos), y han sido revictimiz­adas en diversas ocasiones durante su proceso legal.

Cuando cumplen su pena, se enfrentan a múltiples barreras: Conseguir una identifica­ción oficial y luchar por su derecho a la identidad, sufrir estigmatiz­ación por sus antecedent­es penales y ser rechazadas en trabajos dignos que aseguren un ingreso para proveer a sus familias y, en muchas ocasiones, estas circunstan­cias las obligan a regresar a los círculos de violencia en los que se encontraba­n previament­e a su detención y que condiciona­n su proceso de toma de decisiones.

Ahora, con esta propuesta de iniciativa, también serán juzgadas y discrimina­das por su pasado al momento de querer entrar a un estadio de futbol.

La respuesta a la violencia que se vivió en el Estadio Corregidor­a no debe ser el negar la entrada a personas con antecedent­es penales. La respuesta, es deconstrui­r el odio que existe hacia los otrxs, hacia lo diferente, hacia lo que nos asusta.

Busquemos soluciones concretas a la violencia sistémica a la que nos enfrentamo­s. Busquemos soluciones que no promuevan el estigma y la revictimiz­ación. Busquemos soluciones para construir un México seguro, incluyente y pacífico.

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