BERLÍN, UN DILEMA POR LA GUERRA
BERLÍN. La guerra de Ucrania colocó al pacifismo alemán ante el dilema de defender su señal de identidad, el "no a la guerra" plasmado en las marchas por la paz de estos días, y el apoyo a Ucrania con más suministros de armas, como reclaman los Verdes desde el Gobierno.
Las tradicionales "marchas pacíficas" de la Pascua quedaron deshilachadas, con escasa afluencia y cuestionadas desde muchos frentes. El vicecanciller, ministro de Economía y el Clima, el verde Robert Habeck, había apremiado a sus convocantes a "tomar partido contra la guerra de (Vladímir) Putin".
Desde el Partido Liberal, el tercer socio en el tripartito del socialdemócrata Olaf Scholz, se había denominado a estas marchas como la "quinta columna de Putin", en palabras de Alexander Graf Lambsdorff.
Los convocantes de las marchas, unas 80 en diferentes puntos del país, habían rebatido la descalificación de este diputado liberal y recordaron que condenan a invasión de Ucrania. Pero también que rechazan los suministros de armas y el rearme anunciado por Scholz.
Habeck, quien antes del inicio de la invasión defendía ya que Ucrania necesita suministros, advirtió de que "el pacifismo es ahora mismo un sueño lejano". Putin rompió con el Derecho Internacional, recordó, y atacó la paz en Europa.
Los Verdes suman aprecios y elogios de Kiev, en contraste con las acusaciones de inoperancia contra Scholz o el presidente Frank-Walter Steinmeier, en el que Ucrania ve al representante de la "complicidad con Moscú" practicada por el socialdemócrata Gerhard Schröder y la conservadora Angela Merkel (Steinmeier fue ministro de la Cancillería del primero y de Exteriores en dos mandatos de la excanciller).