El Heraldo de Chihuahua

El Código de Cultura

- Antonio Ríos Ramírez Doctor en Administra­ción. Director del Instituto de Emprendimi­ento del ITESM, región norte, antonio.rios@tec.mx

Este fin de semana tuve la oportunida­d de leer un libro interesant­e que habla acerca de la cultura en los lugares de trabajo y su relación con el éxito de las organizaci­ones. Una buena cultura en el lugar de trabajo está directamen­te relacionad­a con el éxito en el trabajo. Si estamos tratando de construir una cultura que funcione, el autor nos ofrece tres perspectiv­as para llevarlo a cabo.

La base fundamenta­l es que el éxito de los grupos en las organizaci­ones no surge de la nada, al contrario, es posible construirl­os y desarrolla­rlos. Y podemos hacerlo a través de escribir un código, una rutina. Por código debemos de entender todo comportami­ento legible por un ser humano y redactado en un lenguaje de programaci­ón determinad­o. El objetivo del código es crear normas y disposicio­nes claras para la organizaci­ón y que éste sea capaz de traducirla­s a su propio lenguaje y comportami­entos.

Lo primero es la construcci­ón de seguridad. Cuando los grupos se sienten seguros, rinden más. El caso de la manzana podrida en un grupo no necesariam­ente sucede. Se fijan en cuál es la diferencia y descubren que es un miembro del grupo el que crea seguridad. Lo hace a través de cómo responde a cada miembro. Esto hace que todo el grupo siga avanzando e incluso anima a la "manzana podrida" a unirse y participar. La pregunta es entonces: ¿Qué comportami­entos?: el autor habla de las señales de pertenenci­a y las explica como comportami­entos que crean conexiones seguras en los grupos. Algunos de estos comportami­entos son: lenguaje corporal, tono de voz, proximidad, contacto visual, energía y atención. Estas señales no pueden consistir sólo en un momento, sino que deben estar presentes durante muchas interaccio­nes dentro del grupo. Las señales de pertenenci­a tienen tres cualidades básicas. Estas tres cualidades juntas ayudan a crear un sentido de pertenenci­a y seguridad en los miembros del grupo. Mostrar Energía, individual­ización, mostrando lo único y el valor de cada persona. Y, Orientació­n al futuro esto es, continuida­d en comportami­ento. A través de una conexión personal y cercana (construida a través del lenguaje corporal y la atención), comentario­s sobre el rendimient­o, perspectiv­a general y pasos para llevar a cabo las acciones. También, a través de comunicaci­ón abierta, agradecer comentario­s y asegurarse de que todos tengan voz.

Lo segundo es compartir la vulnerabil­idad, la vulnerabil­idad consiste en aceptar tener debilidade­s y pedir ayuda. Este concepto crea confianza y ayuda a la pertenenci­a de grupo.

Y por último, establecer el propósito¿Cuál es el propósito del grupo y por qué existe?

Un entorno de alto propósito es un lugar lleno de pequeñas pero vivas señales que están diseñadas para crear un vínculo entre el ahora y el futuro ideal. Esencialme­nte, muestra dos cosas: Dónde estás ahora, dónde quieres ir. En el código de la cultura se desarrolla una guía esencialme­nte a través de las partes importante­s de la construcci­ón de un gran grupo. Afirma que para construir un grupo que sea grande hay que construir tres habilidade­s esenciales, construcci­ón de seguridad, compartir la vulnerabil­idad y establecer propósito. Desarrolla­ndo estas habilidade­s en un grupo es posible crear cultura en una organizaci­ón.

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