Macron promete abrir nueva era en Francia
El mandatario reconoce la cólera de un sector de la ciudadanía; con Marine Le Pen, la ultraderecha obtiene su mejor resultado
PARÍS. El presidente centrista Emmanuel Macron, reelegido por otros cinco años, prometió dar respuesta al descontento de los votantes de Marine Le Pen quien, pese a perder, logró el mejor resultado de la ultraderecha en una elección presidencial en Francia.
Con el 97 por ciento del voto escrutado, el liberal, de 44 años, consiguió 57.41 por ciento de los votos, con lo que vio como se evaporaba la mitad de la ventaja que hace cinco años le permitió ganar la Presidencia, lo que muestra las heridas abiertas en un país marcado por las crisis, desde los “chalecos amarillos” a la pandemia.
Otro signo inquietante es la baja participación, que se situó en 27.63 por ciento, la más alta en medio siglo en una segunda vuelta, sólo superada por las presidenciales de 1969, marcadas por la retirada de De Gaulle tras las revueltas estudiantiles del año anterior y por un claro llamamiento a la abstención de la izquierda.
Consciente de ello, Macron se vio modesto en su discurso, pronunciado frente a la Torre Eiffel, a la que llegó de la mano de su esposa Brigitte y rodeado de niños entre las notas del Himno a la Alegría, el mismo himno europeo que eligió hace cinco años frente al Museo de Louvre.
El presidente limitó la ceremoniosidad de 2017 y reconoció que el resultado revela “un país lleno de dudas” y prometió trabajar para darles una respuesta.
Macron se comprometió a “escuchar el silencio” de los abstencionistas y “la cólera” de quienes optaron por su rival y prometió abrir “una nueva era” con una “nueva ambición”.
El presidente, que a causa de la reforma constitucional de 2008 que limita a dos el número máximo de mandatos consecutivos no podrá presentarse en 2027, reconoció que no será una tarea fácil.
Macron se convierte en el primer presidente reelegido desde 2002 y el primero en hacerlo en unas presidenciales que afrontaba también con una mayoría parlamentaria favorable.
Arrasa en las grandes ciudades, entre los electores con cierto nivel adquisitivo y entre los mayores, pero sigue sin convencer en las regiones más deprimidas.
Ahí ha pescado Le Pen, que ha visto cómo su estrategia de lavado de cara del partido, centrando más la campaña en el poder adquisitivo y las clases populares abandonadas por la globalización, le ha permitido avanzar y, por primera vez en la historia, superar los 13 millones de votos.
A sus 53 años y con tres presidenciales a sus espaldas, la líder de la extrema derecha, que había asegurado que no se presentaría una cuarta, fue menos tajante en la noche electoral y afirmó a sus fieles que seguirá al frente del partido, al menos, para las legislativas de junio próximo.
Le Pen denunció “métodos desleales” para apartarle del Elíseo, consideró que su resultado “es una victoria en si misma” y consideró que sus ideas “han dominado” durante las elecciones, por lo que pidió un fuerte apoyo en la Asamblea Nacional para “constituir un contrapoder a Macron”.
“En esta derrota veo una forma de esperanza. Este resultado representa para nuestros dirigentes y para los dirigentes europeos un desafío que no pueden ignorar”, aseguró Le Pen.
EMMANUEL MACRON PRESIDENTE DE FRANCIA “La rabia y los desacuerdos que llevaron a a votar por la extrema derecha deben encontrar respuesta”