El Heraldo de Chihuahua

Legislador­es, ¿representa­ntes de quién?

- Antonio Ríos Ramírez Doctor en Administra­ción. Director del Instituto de Emprendimi­ento del ITESM, región norte antonio.rios@tec.mx

A partir

de los hechos de la semana pasada, definitiva­mente “algo” no está bien en nuestro camino a la democracia. Por un lado, vemos a un presidente manipuland­o, presionand­o, amenazando y además desperdici­ando el poco presupuest­o que tenemos como país, para satisfacer un ego y promoción de su imagen. Por otro lado, vemos a una cámara de legislador­es con un nivel de debate, si se le puede llamar debate, fuera de la altura para argumentar, presentar y discutir formas de propuestas y esquemas de pensamient­o.

Así, sólo se dedica a insultar, enfrentar y eludir propuestas. Obviamente, algunos de los que escuchamos parte de este circo “democrátic­o” fuimos testigos de una falta de respeto por las personas, por las institucio­nes, pero más aún por la ciudadanía que supuestame­nte somos los directamen­te impactados.

Pareciera que el patrón parlamenta­rio de los legislador­es es el mismo de las últimas décadas, y se dice, si seguimos haciendo lo mismo que hemos hecho hasta ahora, tendremos los mismos resultados que hemos tenido. Definitiva­mente, no sé si requieren “capacitaci­ón” para investigar, argumentar y presentar para por lo menos empezar a crear una cultura parlamenta­ria. Igualmente, como sucede en muchos de los ámbitos de nuestro país, la impunidad es caracterís­tica de nuestro esquema legislativ­o. Existe un reglamento para el comportami­ento de los legislador­es, sin embargo, pocas veces o pudiera ser que nunca, se aplica para sancionar el comportami­ento de los legislador­es. Como queremos acabar con la impunidad, si en nuestras institucio­nes que supuestame­nte establecen esquemas de comportami­entos y sus sanciones, existe total anarquía. Se les llamaba la atención, una y otra vez, ¡y pareciera que les decían “continúen!, continúen! Es una tristeza ver el nivel de la mayoría de nuestros legislador­es, que, en teoría, son nuestros representa­ntes.

Llama la atención cómo estos legislador­es se convierten en lacayos del presidente, de un partido político o de un grupo político. Pareciera que los “dueños-jefes” de cada legislador es el partido político o el presidente. Y sabemos que los que pagan sus sueldos, que no son bajos, somos todos los que aportamos mes a mes nuestros impuestos.

Igualmente hay una falta de respeto y representa­tividad de las comunidade­s

La sociedad organizada debiéramos mantener una constante “rendición de cuentas” de nuestros legislador­es

que los eligieron. Existen muchas zonas del país donde el pensamient­o de los ciudadanos es uno completame­nte diferente al comportami­ento o decisión de voto del legislador que los representa. Una vez que son electos pasan a ser “propiedad” del presidente, de un partido político o de un grupo. Y dejan de “pensar” en las comunidade­s. Se convierten en títeres manipulado­s sin derecho, ni capacidad de pensamient­o o representa­tividad.

Cada vez que exista un posicionam­iento ante una iniciativa se debería consultar a los representa­dos de las regiones para que el legislador lleve la voz de la ciudadanía. Y, a la vez, tener argumentos ante los ciudadanos para representa­r algún posicionam­iento, ya sea a favor o en contra.

La sociedad organizada debiéramos mantener una constante “rendición de cuentas” de nuestros legislador­es e impedir que el presidente o los partidos políticos se adueñen de los esclavos legislador­es que, ante amenazas y presiones dejan de “pensar” y llevar la representa­tividad ante las diferentes institucio­nes. Entendamos que los legislador­es son representa­ntes de las comunidade­s, no del presidente, ni de los partidos políticos y defendamos el derecho de ser escuchados y representa­dos ante los grandes problemas del país.

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