El Heraldo de Chihuahua

VERDADERA PASION

EN EL DÍA DEL NIÑO, LOS EQUIPOS RECORDARON QUE ANTES DE LA RIVALIDAD ESTÁ LA DIVERSIÓN Y FUERA DE LA CANCHA, TAN AMIGOS COMO SIEMPRE

- POR GUILLERMO ABOGADO GONZÁLEZ FOTOS : MARTÍN MONTIEL

En el Día del Niño se conmemora a la inocencia, la benevolenc­ia, se celebra a los más pequeños, pero también a los que suelen tener más energía, a los más astutos, a los chiquitine­s, quienes, muchos de ellos, desde sus primeros años están ligados al deporte, al futbol en particular, por lo que se genera un amor especial al amado equipo, pero también una rivalidad a muy temprana edad contra el club poco agraciado, aunque todo eso queda en el terreno de juego. Afuera del verde, el compañeris­mo sobresale, como debe ser.

En esta ocasión, el denominado Clásico Joven, el América vs Cruz Azul, en donde juegan sus ídolos, se disputa con los ingredient­es de siempre, con esa rivalidad de antaño, con ese antagonism­o ya conocido y con la disputa del pase a la Liguilla y la repesca del Clausura 2022, pero que ahora tiene ese aderezo especial, ese condimento particular que se juega en el Día del Niño, en un estadio Azteca mítico y en el que por cierto se lanzarán peluches, precisamen­te como parte de los festejos.

Si bien, la rivalidad entre las Águilas y La Máquina surgió gracias a las diversas finales disputadas y se denominó Clásico Joven por tener menos años de existencia que el Clásico Nacional, hoy en día, desde hace ya unas décadas, esa animadvers­ión se da a muy temprana edad, desde que los niños y niñas se visten de azul o amarillo como sucede en el Deportivo Oceanía, donde los infantes de las escuelas o centros de formación de Cruz Azul y América o América y Cruz Azul, poco a poco se percatan que el vecino es non grato, pero sólo en el terreno de juego, donde siempre se quiere ganar, más allá, que a cierta edad predomine la frase que dice: “Más vale convivir que competir”.

Las escuelas del Club América Oceanía y Cruz Azul Oceanía coinciden a lo largo de la semana en el mismo recinto para entrenar con miras a sus partidos del fin de semana, sólo les separa una cancha, trabajan para formar a esos pequeños en mejores personas, no sólo en ser buenos futbolista­s, el deporte es un aliado que ayuda al crecimient­o físico y mental, beneficia al desarrollo de la agilidad, coordinaci­ón, equilibrio, pero también al compañeris­mo, a la integració­n, no

obstante, en todo ese camino, los pequeños, esos pequeños tan despiertos, visualizan que al lado entrena alguien de la misma edad y capacidad, pero con el cariño a otro club, a ese azul o amarillo que gusta poco.

Los niños y las niñas poco o nada se percatan que el futbol o el deporte en general, les ayuda en diversos aspectos de la vida, ellos sólo juegan con una ilusión, por un sueño, que es ganar y llegar a ser ese jugador profesiona­l, a donde pocos tienen el privilegio de llegar, pero que en ese camino se dan cuenta que ser de Cruz Azul o América es especial y que al rival hay que ganarle a donde sea y como sea, pero sin dejar de lado esa inocencia, esa pureza que se plasma en los partidos, donde los padres de familia y los entrenador­es son ese soporte primordial para llevarlos por el camino correcto.

Algunos quieren ser los Jesús Corona o Guillermo Ochoa del mañana, pero también hay quienes sueñan con los Cata Domínguez o Jonathan dos

Santos y otros más ambiciosos desean emular a los Cristiano Ronaldo o los Lionel Messi.

El trayecto es largo y con demasiados obstáculos, pero los sueños son firmes y desde corta edad descubren que el inicio, ese primer paso ya se dio, sin importar, en algunos casos, que ese cariño por los azulcremas o cementeros y el futbol, se logró, gracias a la influencia de los padres.

El futbol no deja de ser un juego y más a su corta edad, sin embargo, es una realidad que a nadie le gusta perder y mucho menos contra América o Cruz Azul. Como niños sólo piensan en jugar, en divertirse y en patear un balón, poco les gusta ese trabajo de coordinaci­ón, de acondicion­amiento físico, pero que resulta importante en su desarrollo. Ni siquiera el agua les espanta, a veces les toca entrenar con algo de lluvia, pero sin problema, la disfrutan, pero cuando es más fuerte, la preocupaci­ón de los padres y entrenador­es se impone para suspender las sesiones, aunque si fuera por ellos seguirían.

Juegan en América o Cruz Azul con el anhelo de ganar cada semana, de continuar en este camino, les falta tiempo, pero cuando menos lo esperan, esa niñez pasará a ser una etapa más, por lo que toca disfrutar al máximo como así lo dejaron ver a la lente de ESTO, con el debido permiso de sus padres.

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 ?? ?? Amigos antes que rivales son los pequeños astros de Cruz Azul y América.
Amigos antes que rivales son los pequeños astros de Cruz Azul y América.
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El juego es parte fundamenta­l para el desarrollo de los futuros futbolista­s.
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 ?? ?? La calidad y el instinto goleador se muestran en el césped desde una edad muy temprana.
La calidad y el instinto goleador se muestran en el césped desde una edad muy temprana.
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Dominar el balón con pies y cabeza es parte fundamenta­l de la enseñanza en Oceanía.
 ?? ?? Durante el protocolo previo al Clásico Joven, los jugadores de ambas institucio­nes aprovechan para saludar a la cámara.
Durante el protocolo previo al Clásico Joven, los jugadores de ambas institucio­nes aprovechan para saludar a la cámara.

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