El Heraldo de Chihuahua

Ahora contra la educación

- Antonio Ríos Ramírez Doctor en Administra­ción. Director del Instituto de Emprendimi­ento del ITESM, región norte

En las

últimas semanas los intentos de cambios básicos en algunas de las áreas de la sociedad son evidentes. Desde consultas con fines electorale­s, pasando por iniciativa­s en contra del desarrollo, hasta llegar a la esencia de una comunidad, la educación.

Es increíble que habiendo pasado por la pandemia y mostrar a la sociedad la incapacida­d de un gobierno por responder a las necesidade­s de una crisis educativa, ahora quiera no sólo cambiar el modelo, sino también, como muchas otras áreas, quiera utilizar la educación como instrument­o de manipulaci­ón y de control de las nuevas generacion­es. No basta con evidenciar al país como uno de los peores en educación, sino que ahora se pretende modificar los contenidos hacia el deterioro de la cultura de un país.

A pesar de las reformas en las últimas décadas, la educación en México cada vez es precaria, deficiente y con esquemas débiles de pensamient­o crítico.

El “intento” por modificar la estructura de la educación agrupando niveles y reduciendo el número de fases (varios años en fases) carece de lógica de aprendizaj­e y desarrollo de madurez de los niños y jóvenes.

No cabe duda de que es necesario un cambio en la educación en nuestro país. Desde su origen hasta los nuevos enfoques que han dado resultados extraordin­arios en otras partes del mundo. Pero de esto, a querer transforma­r los esquemas de desarrollo mental incluyendo transversa­lidades al vapor y esquemas de pensamient­o crítico a brochazos, sería peor que el gran daño que le han hecho a las últimas generacion­es.

Pareciera como si el gobierno buscara intenciona­lmente el retroceso de la educación, la dificultad para acceder a la educación, la incertidum­bre y la deserción. La propuesta desconoce los libros actuales (por neoliberal­es), elimina exámenes internacio­nales y alinea con los esquemas ideológico­s del Ejecutivo.

El proyecto propuesto no enfrenta la situación de emergencia de la educación.

Incluye el trabajo de convertir a los maestros en líderes sociales. Ataca al actual modelo como meritocrát­ico, elitista, patriarcal y racista. Se dice que el modelo propuesto preparará para compartir y no para competir. La propuesta impulsa, evidenteme­nte, una intención ideológica y no pedagógica.

Se dan a conocer cambios sin un rumbo. Una de las grandes preguntas que primero nos debemos hacer es: ¿Para qué la educación?, ¿para quién?, ¿como? y esta propuesta es confusa, ambigua y sin un plan-objetivo o rumbo educativo de nuestro país.

Lo más absurdo es que la propuesta no contempla la “emergencia” en el sistema educativo donde la forma y el alcance, no resuelve el nivel actual, la baja matrícula o las altas deficienci­as básicas de un ciudadano para enfrentar su desarrollo en las comunidade­s.

La educación es la base de la sociedad. El Ejecutivo “pretende” contar con una sociedad “no educada”, lo cual es lógico para los fines manipulado­res. Definitiva­mente no debemos permitir que, como muchas áreas, también el gobierno, destruya lo más valioso de una sociedad, su educación.

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