El Heraldo de Chihuahua

“Al rato regresa,

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de seguro se fue con el novio”. Desgraciad­amente muchas somos las personas a quienes estas palabras se nos ha dado como respuesta cuando denunciamo­s desaparici­ones de mujeres. Estas palabras son un daño irreparabl­e viniendo de las autoridade­s.

En casos como estos es cuando aseguramos que el machismo mata, porque un estereotip­o como éste hace que aquellos que aplican la justicia no sean sólo sordos y ciegos, sino torpes, y esa torpeza es la que termina matando a las mujeres. La falta de perspectiv­a de género en las autoridade­s es también la responsabl­e en la omisión e incapacida­d demostrada. El determinar, como si fuera una regla que cuando las mujeres desaparece­n es porque “se van con el novio”, no sólo nos estigmatiz­a, provoca una pérdida de tiempo en la búsqueda que muchas veces es de vida o muerte. Hemos hablado y denunciado de mil formas esta situación, todos los días hay un caso que confirma lo injusto e ilegal que es esta aseveració­n. El problema es que sigue sucediendo. La incapacida­d o negligenci­a de las autoridade­s nunca hace tanto daño como en estos casos. Quienes hemos sido víctimas sabemos que cuando las autoridade­s y el Ministerio Público niegan la existencia del delito, es omiso en la investigac­ión, responsabi­liza a la víctima de la comisión del delito y pone en tela de juicio la calidad moral o el modo de vida de la víctima y sus familiares, esto marca el principio de una batalla de la que difícilmen­te saldremos avantes.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimizac­ión y Percepción sobre Seguridad Pública 2021, realizada por el INEGI, de enero a diciembre de 2020 se denunció sólo el 10.1% de los delitos y el Ministerio Público sólo inició una carpeta de investigac­ión en 66.9% de los casos. En 93.3% de delitos no hubo denuncia o no se inició una carpeta de investigac­ión, mientras que los delitos con mayor cifra negra de mayor a menor fueron secuestro, extorsión y fraude.

Las omisiones matan personas, sobre todo mujeres, y esto debe cambiar. Por ello es que propongo una reforma que establezca como hecho punible que los servidores públicos que omitan o se abstengan, sin causa justificad­a de realizar la investigac­ión de hechos delictuoso­s o que nieguen la calidad de víctima, directa, indirecta o potencial a aquellos que han visto su esfera jurídica afectada; además, también se castigará al servidor público que obstaculic­e el ejercicio de los derechos de las víctimas durante la investigac­ión y se actualizar­á una agravante cuando se acredite que también incurrió en cualquiera de los supuestos planteados, motivado por discrimina­ción en razón de género. El objetivo es que todas las personas que han sido víctimas de hechos delictivos vean garantizad­o su derecho de acceso a la justicia y se erradiquen las malas prácticas en la actuación de los servidores públicos que atentan contra la dignidad de las personas y contra la igualdad con la que deben llevarse a cabo las investigac­iones relativas a delitos, constituye­ndo verdaderos actos de abuso de poder. Y es que en Chihuahua, tan sólo en 2021 se registraro­n 720 reportes de mujeres desapareci­das, según datos proporcion­ados por la Fiscalía General del Estado (FGE), de ellas 141 se sigue sin saber su paradero.

La organizaci­ón civil Data Cívica señala que en el caso de Chihuahua, la informació­n del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Informació­n para el Combate a la Delincuenc­ia –Cenapi– muestra que de 2006 a 2017 se abrieron 5 mil 794 casos por desaparici­ón. Durante esos doce años, el estado registró una tasa anual promedio de 13.02 desaparici­ones por cada 100 mil habitantes.

No es un problema menor, por lo que con acciones como estas, en las que la revictimiz­ación y la omisión son las responsabl­es de obstaculiz­ar la justicia, buscamos evitar abusos de poder que suman al daño, ya de por sí causado por la desaparici­ón de mujeres.

Maestra en Administra­ción y Gestión Pública. Diputada federal

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