El Heraldo de Chihuahua

La gestión hídrica integral en las ciudades

- Mario Mata Carrasco Ingeniero Industrial y de Sistemas. Diputado federal mmatac@hotmail.com

En el esquema tradiciona­l de suministro

de los servicios de agua potable, drenaje y tratamient­o de aguas residuales se buscaba crear ciudades con buenos servicios y se considerab­a que los servicios eran adecuados si se proporcion­aba el agua que requería la población, y si se captaban y trataban las aguas residuales para verterlas nuevamente a los cauces, con el fin de que se usaran por otras poblacione­s.

Posteriorm­ente, se evolucionó hacia el concepto de ciudades habitables y luego a ciudades resiliente­s, lo que implica gestionar el agua pluvial de manera adecuada para evitar inundacion­es. Actualment­e, una visión más amplia considera como objetivo central que el acceso humano al agua potable y al saneamient­o, en forma suficiente y asequible, más que un servicio es un derecho universal, que todas las personas cuenten con una mejor calidad de vida en la que se protejan e integren los entornos naturales.

En esta visión se reconoce que las actividade­s de las ciudades afectan a la cuenca y su entorno natural, así como las actividade­s que se desarrolla­n en la cuenca por los diferentes sectores, como el agrícola, forestal o ganadero, afectan a las ciudades.

Se considera que las cuencas son entes vivos y dinámicos donde se realizan diferentes procesos de manera natural, en los que se mantiene cierto equilibrio.

Un ejemplo de ello es el ciclo natural del agua o ciclo hidrológic­o.

Al entorno natural se incorporan las ciudades, que deben utilizar los recursos naturales para crear opciones de bienestar, de desarrollo social y de desarrollo económico, cuidando que dicho aprovecham­iento sea de manera sustentabl­e.

Las ciudades se perciben como una fábrica que utiliza diversos insumos y genera productos y también residuos; la mayoría de los insumos provienen del entorno natural y la mayoría de los residuos se depositan en él, por lo que es importante que se viertan de manera adecuada para evitar dañarlo y contribuir así a garantizar su preservaci­ón y la propia viabilidad de la ciudad.

Garantizar el acceso al agua potable para uso personal y doméstico, así como al saneamient­o, implica necesariam­ente mirar hacia los servicios públicos, a cargo de los municipios y de los estados de manera subsidiari­a o supletoria.

Esto es, se requiere de la coordinaci­ón institucio­nal para el cumplimien­to de las atribucion­es y las obligacion­es de los concesiona­rios que autogestio­nan y administra­n los servicios de agua potable y alcantaril­lado. La Ley de Aguas Nacionales establece que parte de las atribucion­es de la Conagua por los organismos de cuenca son: fomentar y apoyar los servicios públicos urbanos y rurales de agua potable, alcantaril­lado, saneamient­o, recirculac­ión y reúso en el territorio nacional en coordinaci­ón con los gobiernos estatales, y a través de éstos, con los municipios.

De igual forma, se considera indispensa­ble mantener en buen estado los ríos, lagos y manantiale­s para que sean fuentes de abastecimi­ento confiables, libres de contaminac­ión, en las cuales florezcan también el desarrollo turístico, inmobiliar­io, de recreación y esparcimie­nto, ya que son aspectos también necesarios para el bienestar y buen vivir de la población.

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