El Heraldo de Chihuahua

¿Qué está ocurriendo en nuestra sociedad?

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Aún estábamos impactados por la matanza de 10 personas en un supermerca­do de Buffalo, Nueva York, que fue videograba­da por el joven asesino, cuando nuevamente ocurre otra, pero todavía más brutal y escalofria­nte.

El criminal, otro jovencito, llamado Salvador Ramos, que al cumplir 18 años lo primero que hizo, fue comprar un fusil AR15, para después ir a una primaria ubicada en su pueblo Uvalde, Texas, y matar a 19 niños, previament­e a la masacre había publicado en sus redes sociales que le dispararía a su abuela con quien vivía, lo cumplió. Hace unas semanas escuché en la radio una entrevista con Ari Telch, actor, que fue diagnostic­ado con trastorno bipolar hace ya tiempo. Promociona­ba su obra de teatro llamada D' Mente, la cual habla de distintos trastornos mentales que afectan a gran parte de la población. Ari mencionó, que por salud mental, todos los seres humanos, debemos ir con el sicólogo por lo menos dos veces al año, a pesar de sentirse bien, pues en ocasiones, los trastornos se van desarrolla­ndo sin darnos cuenta, pudiendo desencaden­ar problemas muy graves. Regularmen­te nos enfocamos en que esté bien el corazón, riñones, hígado, etc. pero nos olvidamos de la mente.

Los jóvenes asesinos de estas masacres, obviamente tenían graves trastornos mentales, que no fueron tratados a tiempo. Un compañero escolar de Salvador Ramos señaló que en la escuela sufría acoso y bullying, porque era tartamudo y ceceaba al hablar. Esto influyó en su personalid­ad, se hizo una persona retraída y más tarde abandonó la escuela, así mismo se fue a vivir con sus abuelos, porque tenía problemas con su madre, quien era drogadicta. Definitiva­mente todos necesitaba­n ayuda sicológica o siquiátric­a, tanto los acosadores de la escuela como su madre, los abuelos y por supuesto él, pero nunca llegó.

Este tipo de hechos regularmen­te ocurrían en EU, pero ya están sucediendo en otros países, incluido México. Como cuando en el 2017, Federico, un jovencito de 15 años, retraído y depresivo, comenzó a disparar contra sus compañeros, en una escuela de Monterrey, mien

Un compañero escolar de Salvador Ramos señaló que en la escuela sufría acoso y bullying, porque era tartamudo y ceceaba al hablar

tras realizaban un examen, hiriendo a seis, entre ellos la maestra, quien después murió en el hospital. Federico culminó su aterrador acto dándose un tiro en la cabeza. Después en el 2020 hubo otro hecho similar en Torreón, José Ángel, un niño de 11 años, llevó a la escuela dos pistolas propiedad de su abuelo, con quien vivía. Durante la clase de inglés, pidió permiso para ir al baño, donde se vistió como su personaje favorito de un videojuego violento, cuando regresaba, ya con pistolas en mano, se encontró con su maestra que fue a buscarlo, disparándo­le inmediatam­ente, luego a seis personas más, después se suicidó. Hay abuelos que hacen excelente labor, supliendo a los padres, aun sin ser su responsabi­lidad, pero en los casos de Salvador, el asesino de Uvalde, y José Ángel, de Torreón, se palpa que la carencia de figura materna o paterna influyó para que tuvieran un desequilib­rio emocional y posteriorm­ente un problema mental. Además, es evidente que abuelos y padres requerían apoyo sicológico, unos para poder lidiar con el compromiso de educar a su nieto y los otros para ser más responsabl­es, sensatos y así, hacerse cargo de la formación de su hijo. Todos sin excepción, necesitamo­s apoyo sicológico, en algunos casos hasta siquiátric­o. Usted debe estar al pendiente de su salud mental, para que después no se pregunte angustiado ¿Qué me está pasando?

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