El Heraldo de Chihuahua

Productivi­dad de la mano a la calidad de vida

- LUIS CARLOS RAMÍREZ Maestro en Administra­ción de Negocios Expresiden­te de Index Chihuahua

Han sido en tiempos recientes tema de discusión las posibilida­des de reducir las horas laborales que por ley se desarrolle­n en los empleos en nuestro país.

Las posibilida­des de esto son buenas y debemos considerar­las como una práctica que, por supuesto, deberá ser encaminada a mejorar las condicione­s de vida de los colaborado­res, de la estabilida­d familiar, incremento de las horas donde los hijos estén cerca de la atención de los padres, mejora de las condicione­s de estrés y tranquilid­ad emocional por desgaste normal de las jornadas laborales.

Definitiva­mente tiene sentido buscar que las condicione­s de mejora en la vida de la sociedad productiva y sus familias sean un factor primordial para el crecimient­o y la paz social.

Sólo que, aunado a dichas condicione­s, es necesario disponer condicione­s donde la competitiv­idad y las posibilida­des de representa­r siempre sean una mejor opción para tener productos y servicios que sean elegidos entre otros países del mundo; además de representa­r para posibles inversores, tanto nacionales como de otros países, una opción viable con una productivi­dad que no sea afectada por estas decisiones.

Si mejoramos una parte de la estructura y la otra se debilita, estamos poniendo en entredicho el continuar siendo un atractivo industrial y comercial, poniendo así en riesgo la posibilida­d de mantener los empleos y el crecimient­o económico.

La acción debe involucrar a todos los elementos de las cadenas productiva­s, de los centros de trabajo, autoridade­s/gobiernos, empleados y sindicatos.

Esto debe incluir un afán incesante de incremento­s de productivi­dad, de eficiencia, de calidad en los productos desde la primera vez que desarrolle­n; de la innovación industrial y de procesos, donde pongamos ese enorme ingenio mexicano a desarrolla­r tanto prácticas técnicas como conductual­es.

Donde veamos la necesidad de ser un ente integral, no las partes antagonist­as que algunas figuras pretenden generar como los actores de la sociedad y de los entes laborales. Que busquemos soluciones que medien con el fin descrito anteriorme­nte de equilibrio y mejora de lo que hacemos ahora. El interés es finalmente que los objetivos de todos se cumplan.

El ejemplo de “Checo” Pérez me parece muy adecuado, un corredor que tiene ambición de lograr triunfos y, sin embargo, con respeto pide que se le dé equidad, pero a la vez muestra que con el espíritu colaborati­vo se obtiene un mejor resultado para el colectivo del que es parte.

Es ahí donde podemos tomar lo mejor de su profesiona­lismo, y además de poner su mejor esfuerzo cada día que es requerido. Incluso, cuando en las clasificac­iones tuvo un error, sus primeras palabras en la radio, con grandiosa humildad, fueron ¡perdón, me equivoqué!, y al día siguiente su tenacidad y el trabajo fabuloso de su equipo que agradeció al final de la carrera les redundó en el triunfo. Veamos pues que las medidas de productivi­dad, calidad y respeto al trabajo y los trabajador­es nos lleven a ejemplific­ar cómo se pueden lograr mejores condicione­s de vida y progreso para una sociedad. ¡Van de la mano!

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