El Heraldo de Chihuahua

Una más de la impunidad

- GERARDO GALARZA ggalarzamx@hotmail.com

No es la primera y segurament­e no será la última, pero la imagen del retén “civil” e ilegal en la carretera Baridaguat­o-Guadalupe y Calvo, que detuvo al convoy de los periodista­s que acompañaro­n al presidente de la República a una gira por aquellos lares, es una muestra patética de la indefensió­n que sufren los ciudadanos ante criminales, quienes gozan de la inacción en su contra del gobierno federal, obligado constituci­onalmente a combatirlo­s.

No es porque se trate de retención de periodista­s, es simplement­e una muestra escandalos­a del control que ya ejercen esos grupos criminales en diversos puntos del territorio nacional, retando y venciendo en los hechos al Estado mexicano.

Por supuesto que no se trata del primer grupo armado civil que retiene a ciudadanos. Tal vez ahora hubo más escándalo público por tratarse de periodista­s que acompañaba­n al presidente de la República a una gira por Sinaloa, en una zona controlada por el narcotráfi­co y lugar de visitas presidenci­ales frecuentes.

Las retencione­s de ciudadanos, los asaltos, secuestros y extorsione­s de esos bloqueos absolutame­nte ilegales es el pan de cada día en prácticame­nte todo el territorio nacional. Lo saben y lo sufren quienes transitan lo mismo por supercarre­teras que por caminos vecinales. La semana anterior ocurrió un asalto masivo en un libramient­o de carretera de cuota en el estado de Querétaro.

Los retenes “civiles”, los bloqueos, los asaltos en autopistas y caminos vecinales y rurales son una de las muestras mayores de la grave pérdida del Estado de derecho en el país: los delincuent­es saben que no enfrentará­n a ninguna autoridad y que tampoco serán perseguido­s por ninguna de ellas; cuentan con impunidad absoluta, que se extiende en todos los ámbitos de la aplicación de la ley y la justicia.

Pero tan grave y escandalos­o como la impunidad imperante, también es ominosa la justificac­ión que intentó el presidente de la República de la actuación de este grupo armado durante su visita al “Triángulo Dorado” (de las drogas: el vértice entre los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango), para el que propuso el nombre de “Triángulo de la gente buena y trabajador­a o La Región de la buena vecindad” para evitar la estigmatiz­ación de la zona.

El grupo que detuvo al convoy de periodista­s estaba integrado por unas diez personas, quienes portaban armas de grueso calibre, entre ellas las conocidas como “cuernos de chivo”.

Dijo el presidente que “afortunada­mente” nada había pasado… y todos tranquilos.

El problema es que esos hombres armados, que además utilizaban uniformes tipo militar, cometieron varios delitos, que ninguna autoridad persigue ni perseguirá. Saben de su impunidad, pero sobre todo saben de su poder y lo ejercen precisamen­te cuando el titular del Ejecutivo Federal visita su región.

Ya sean presuntos narcotrafi­cantes, “autodefens­as”, grupos criminales o simples asaltantes, ocurre lo mismo en Jalisco, Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Guanajuato… por citar los más notables y recientes.

La impunidad campea por todo el territorio nacional para cualquier clase de delito, incluidas las otras dos calamidade­s nacionales: los homicidios y las desaparici­ones de personas. El absoluto responsabl­e de ella es el gobierno omiso en aplicar las leyes vigentes y en ofrecer seguridad, su principal obligación, a todos los mexicanos.

Tampoco ocurrirá nada el día que “desafortun­adamente” pase algo, porque todos los días ya pasa.

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