Bajo el pretexto de que es parte
de la picardía mexicana, muchos creen tener derecho a criticar y denostar a los demás, principalmente a través de redes sociales. Somos una sociedad incongruente, pues por un lado se presume el orgullo de ser mexicano, y el amor por sus raíces, pero por otro, cuando algún compatriota triunfa, pareciera que a muchos les molesta, y en lugar de apoyar, le tiran con todo, como en 2019, cuando Yalitza Aparicio, indígena mexicana, estuvo nominada a un Oscar como mejor actriz, en su primera película que participaba, sin haber estudiado actuación. Varios la apoyaron, pero hubo otros que la insultaron y se burlaban de ella.
En febrero de 2019, en Cd. Juárez, durante el evento dedicado a la conmemoración del Día Internacional de la Lengua Materna, se emitió un video donde Yalitza comentó: “Yo soy originaria de Tlaxiaco, Oaxaca, de la región mixteca, desafortunadamente yo no hablo mixteco, pero es algo que me hubiera encantado desde muy pequeña, pero como muchos saben hay momentos por los que uno pasa cuando vas creciendo y los papás consideran que es adecuado no conservar tu lengua o no hablarlo por temor a sufrir una discriminación, y es algo que debemos ir trabajando todos, pues es parte de nosotros. El perder nuestra lengua materna también nos hace perder nuestra identidad y es algo que no debe de pasar. Siempre nos debemos sentir orgullosos por lo que somos, por quienes somos”.
En nuestro estado, sociedad y gobierno le dan poca importancia a la figura del tarahumara, ojalá la administración de Maru Campos los ubique en el lugar que se merecen. Pues algunos los consideran mexicanos de segundo nivel, frecuentemente son humillados, engañados, e incluso expulsados de sus comunidades. Hay muchos que presumen su orgullo de ser chihuahuense, pero no se dan tiempo de conocer esa etnia, que es tan valiosa para nuestra región. Algunos creen que sólo por darles unas cuantas monedas de vez en cuando ya formaron un vínculo con ellos. Como suele pasar, los extranjeros son los que vienen a tenderles la mano, se interesan por sus tradiciones, investigan y demuestran al mundo su riqueza cultural, va
rios turistas terminaron enamorados de la sierra y decidieron quedarse, como Romayne Wheeler, pianista norteamericano, que tiene más de 25 años viviendo en la lejana Munerachi, Batopilas, donde estableció un centro médico para apoyar a cientos de indígenas olvidados, además les enseña música, ahora Romayne es uno de ellos, incluso en sus conciertos aparece con atuendos típicos rarámuris. También está el doctor estadounidense Michael Berkeley, quien prefirió la complicada vida en la sierra que las comodidades de la ciudad y por medio de su profesión, decidió ayudarlos, tiene más de 34 años en el estado, fundó en Samachique, Guachochi, el Hospital Misión Tarahumara, en el cual son atendidos anualmente miles de indígenas.
Hace tiempo encontré un pequeño libro de introducción al rarámuri, traía varias ilustraciones para aprender de manera sencilla. Gobierno del Estado debería considerar editar un librito similar al mencionado y distribuirlo en escuelas y ciudadanía en general, para que todos los chihuahuenses aprendieran un poco de esa lengua, que es parte fundamental de nuestra cultura, esto ayudaría a establecer un verdadero vínculo con los tarahumaras. Sería magnífico que los chihuahuenses entabláramos conversaciones sencillas, para así sentirnos más orgullosos de nuestra identidad, de la carne, el queso y los paisajes espectaculares de nuestra Sierra Tarahumara.