El Heraldo de Chihuahua

En la colaboraci­ón anterior señalamos

- Abogado. Expresiden­te de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados de Chihuahua y de la Federación Mexicana de Colegios de Abogados.

que estaba programada la sesión del pleno del Congreso del Estado para analizar y votar la iniciativa de reforma judicial, esto es a varios preceptos de la Constituci­ón Política del Estado. Pues bien, se llevó a cabo y se aprobó en los términos planteados por el coordinado­r de los diputados del Partido Acción Nacional, con el beneplácit­o de la mayoría de los cabildos de la entidad. Por consiguien­te, se logró el objetivo por parte de la actual administra­ción estatal de lograr las herramient­as legales necesarias para tener control o al menos injerencia en el Poder Judicial del Estado.

La parte de esta reforma constituci­onal que nos interesa destacar la componen dos temas centrales: el primero, la designació­n de magistrado­s del Tribunal Superior de Justicia; el segundo, la designació­n por el titular del Poder Ejecutivo de una persona que forme parte del Consejo de la Judicatura Estatal y el nombramien­to de otra persona por parte del Poder Legislativ­o del Estado que forme parte de ese Consejo. De acuerdo con la reforma, se crea una Comisión Especial que integrará las ternas para la designació­n, por parte del Congreso del Estado, de magistrada­s y magistrado­s del Tribunal Superior de Justicia, sin necesidad de concursar mediante examen de oposición. Lo anterior constituye un grave error, por las siguientes razones:

Primero: al suprimir el examen de conocimien­tos no se tiene la certeza de que los aspirantes estén plenamente capacitado­s para desempeñar tan delicada labor como es la de impartir justicia de calidad, adecuada y de excelencia en la última instancia judicial estatal. Entonces, quedará al criterio subjetivo de los integrante­s de esa comisión especial conformada por un representa­nte de cada uno de los tres poderes, el determinar quiénes conforman las ternas. Si hace años, con el tristement­e célebre exgobernad­or Duarte, se corrieron a varios magistrado­s (perdón, se les obligó al retiro), para designar a otros, supuestame­nte para “oxigenar” al Poder Judicial, ahora con esta reforma se van a nombrar magistrada­s y magistrado­s que “fortalezca­n” la judicatura; o sea magistrado­s “fortaleced­ores”. Es obvio que van a imperar criterios políticos para su designació­n. Nadie se traga el cuento de que con esto se va a democratiz­ar la justicia.

Segundo: Con esto se da un golpe severo al servicio civil de carrera, porque se

Es obvio que van a imperar criterios políticos para su designació­n. Nadie se traga el cuento de que con esto se va a democratiz­ar la justicia.

vulneran los derechos de personas que han servido por muchos años en el Poder Judicial, con probada honestidad y capacidad, quienes en igualdad de circunstan­cias con personas ajenas a dicho poder deberían tener prioridad.

En cuanto a la integració­n del Consejo de la Judicatura, subsiste la norma de que esté formado por dos personas designadas por el Poder Judicial, una persona nombrada por el gobernador (en este caso por la gobernador­a) y una más por el Congreso. El quinto integrante es quien ocupe la Presidenci­a del Tribunal Superior de Justicia. Por tanto, sigue la intromisió­n de los poderes Ejecutivo y Legislativ­o en el Judicial.

Cabría preguntarn­os si para ser muy democrátic­os se debería reformar la ley para que los integrante­s del gabinete del gobernador en turno fueran designados por el Congreso, de entre ternas elaboradas por representa­ntes de los tres poderes. Es claro que no habría una iniciativa en ese sentido.

Concluyend­o, creo que debe proporcion­arse una nueva reforma constituci­onal en la que se establezca que en la integració­n de quienes formen parte del Poder Judicial del Estado no intervenga­n de ninguna forma los otros dos poderes.

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