El Heraldo de Chihuahua

Junio es el mes de conmemorac­ión

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del Orgullo LGBTTTIQ+. Apenas antier en la capital del estado se llevó a cabo la primera Marcha LGBTTTIQ+ Indígena, que tuvo el objetivo de visibiliza­r la violencia contra personas de la comunidad y que incluso sufren doble discrimina­ción. En Chihuahua, en lo que a la legislació­n se refiere, se registran algunos avances (el matrimonio igualitari­o fue aprobado en 2015), sin embargo, nos seguimos caracteriz­ando por ser un estado que discrimina y violenta a las personas de esta comunidad.

De acuerdo con la Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos, el derecho a la igualdad y no discrimina­ción es la prerrogati­va que se le reconoce a todas las personas para disfrutar de los derechos establecid­os en ella, además de los múltiples tratados que están de acuerdo con la misma, en condicione­s de igualdad.

La Carta Marga dice que se debe evitar todo tipo de discrimina­ción motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacid­ades, la condición social, las condicione­s de salud, la religión, las opiniones, las preferenci­as, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública.

La Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) ha señalado que la noción de igualdad se desprende directamen­te de la unidad de naturaleza del género humano y es inseparabl­e de la dignidad esencial de la persona, frente a la cual es incompatib­le toda situación que, por considerar superior a un determinad­o grupo, conduzca a tratarlo con privilegio; o que, a la inversa, por considerar­lo inferior, lo trate con hostilidad o de cualquier forma lo discrimine del goce de derechos que sí se reconocen a aquellas personas que no se consideran incursas en tal situación.

La norma es muy clara: la discrimina­ción NO es aceptable en ninguna circunstan­cia. Sin embargo, como lo sabemos, las leyes son un marco de referencia, toca, a través de programas y políticas públicas, hacer lo necesario para que la realidad, el

día a día, sea acorde con dicho marco legal. Y aquí es en donde las fallas aún no se han subsanado. En 2020, Chihuahua se convirtió en el segundo estado con más crímenes de odio en ese año, según datos de la Fundación Arcoíris y la organizaci­ón Letra Ese, pues se registraro­n al menos 9 asesinatos contra personas por motivos presuntame­nte relacionad­os con su orientació­n sexual, identidad y expresión de género. El reporte “La Otra Pandemia” detalla que un total de 79 personas de la diversidad sexual fueron asesinadas el año pasado en todo el país. Los asesinatos en contra de las personas de la comunidad son la punta del iceberg. Pero todos los días encontramo­s demostraci­ones de que la discrimina­ción en contra de la comunidad LGBTTTIQ+ persiste, a pesar de que el marco jurídico condene estas prácticas. Y dicha discrimina­ción va desde negar la entrada a establecim­ientos hasta la negación de la atención a la salud.

En septiembre del año pasado condené la violencia en contra de una pareja de hombres jóvenes que fueron golpeados saliendo de un establecim­iento por el simple hecho de ser pareja; en Juárez, hace no mucho dos mujeres que eran pareja fueron asesinadas; y no podemos tener registro de todas aquellas muestras de discrimina­ción que existen pero que no son denunciada­s.

En el mes del orgullo LGBTTTIQ+ vale mucho conmemorar, sí, pero mucho más hacer un recuento de cómo van las cosas y sobre todo, qué podemos hacer para cambiar estas “prácticas” que aún conviven en nuestro estado.

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