Estamos viviendo épocas muy extrañas
en muchos sentidos. Las cosas que antes se daban como ciertas, hoy se ponen a dudar. Lo que parecía normalizado, hoy se descubre que fue incorrecto y además se necesita restaurar. Incluso el sentimiento de la gente pareciera diferente en un corto periodo de tiempo. Todo esto hace mucho más sencillo tomar decisiones puesto que el resultado será relativo al momento que se esté viviendo.
La vida es un camino que presenta bifurcaciones todos los días, que nos obligan a tomar decisiones basadas en las experiencias vividas y en los conocimientos, entorno y circunstancias que en ese momento existan. Lo único que queda al final resguardado en nuestro ser, como resultado de las decisiones, es nuestra conciencia. Bendita conciencia que actúa como juez dentro de cada persona, resguardando la memoria de una decisión bien o mal tomada. Esa voz del subconsciente que hace recordar cuando actuamos de una forma incorrecta o como ejemplo a seguir.
Hoy, con esta breve redacción, quise apelar a la conciencia que tenemos cada quien en nuestra ciudadanía y en la democracia. Esa pequeña voz que nos sabe decir cuándo actuamos de forma correcta o cuándo olvidamos los valores importantes y sobreponemos los intereses personales o de grupo. Eso es lo único que nos queda. Es como el resultado de un examen de ciudadanía a nuestras personas.
Estamos en ese momento de la historia de la humanidad donde es muy sencillo acceder a información y poder darse cuenta de la verdad. Eso hace que se puedan divulgar las historias y acciones de muchos personajes y que con esto podamos generar criterios propios. Esto ayudaría a tomar las mejores decisiones para hacer que nuestra sociedad avance y mejore la vida de las personas. ¿Pero entonces por qué no sucede esto?
Justo es ese impulso humano que tenemos al cuidar nuestros propios intereses antes que los intereses comunes.
Esto es normal y natural. No nos podemos asustar con esto y mucho menos ignorar este factor. Esto sólo se remedia inculcando valores y fortaleciéndose en las convicciones de las personas. Pero desgraciadamente eso no basta. Por eso es importante apelar a la conciencia de las personas, porque ésta también es natural y es esa voz que puede ayudar a reivindicar a las personas y lograr que se rectifique un mal camino.
Todos sabemos cuando no actuamos de forma correcta o que tomamos una decisión que no es la mejor. Nos pasa cuando en una boleta electoral marcamos a una persona que no es la mejor según mi conciencia pero sí según mis intereses. Cuando logremos que cada persona tenga el valor de hacer lo correcto en cada una de sus pequeñas decisiones diarias, es entonces cuando vamos a empezar a ver cambios sociales importantes. Ese pequeño instante que nos regala la conciencia cuando tomamos decisiones, es el momento indicado para usar el valor y hacer lo correcto. Mientras sigamos viendo para otro lado y haciendo como que no pasa nada, entonces nada cambiará y sólo tendremos problemas en el mediano plazo. Vienen momentos críticos para nuestro país. Dejemos de hacernos patos y hagamos lo correcto en cada pequeña acción, todos los días. Sabemos lo que está bien y está mal, actuemos de forma correcta.