El Heraldo de Chihuahua

Crisis alimentari­a será una catástrofe

ONU: las consecuenc­ias de la guerra se agravan en el mundo; Turquía presiona a Rusia para liberar puertos

- EFE, Reuters y AFP

NACIONES UNIDAS. La actual crisis alimentari­a a la que se enfrentan numerosos países como resultado de la guerra en Ucrania puede convertirs­e en 2023 en una verdadera "catástrofe", advirtió la ONU.

"La crisis de alimentos de este año es por falta de acceso. La del año próximo puede ser por falta de comida", señaló el secretario general de la ONU, António Guterres, en la presentaci­ón deL informe sobre el impacto global de la invasión rusa.

Según Guterres, las consecuenc­ias de la guerra se agravan en el mundo y afectan a mil 600 millones de personas

El documento subraya que el mundo está ante la mayor "crisis del coste de la vida" en una generación, con los precios de los alimentos cerca de máximos históricos, con fertilizan­tes que cuestan el doble y con el petróleo y el gas disparados.

Desde el inicio de la guerra la ONU avisó repetidame­nte que se iba a agravar un problema de hambre que ya estaba en marcha por los efectos de la pandemia y la situación económica de muchos países.

Hasta ahora, las dificultad­es están vinculadas sobre todo a la caída de las exportacio­nes de cereales y fertilizan­tes de Ucrania y Rusia, que son claves en el mercado global y de las que dependen sobre todo países de Oriente Medio y África.

"La guerra amenaza con generar una

UCRANIA criticó a la excancille­r Angela Merkel por apoyar el proyecto para llevar gas a Europa por el gasoducto North Stream

ola sin precedente­s de hambre y miseria, dejando una estela de caos social y económico en el mundo entero", aseveró el jefe de la ONU.

Rusia, por su parte, entreabrió la puerta para que el cereal ucraniano, clave para facilitar la seguridad alimentari­a en muchos países del mundo, pueda ser sacado desde los puertos del país. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, aseguró que su país está dispuesto a dar garantías formales de que no atacará los puertos que Kiev accede a desminar para la exportació­n de cereal ucraniano.

Rusia está "dispuesta" a garantizar, en cooperació­n con Turquía, la seguridad de los barcos con cereales que zarpen de los puertos ucranianos, afirmó Lavrov.

A pedido de la ONU, Turquía propuso su ayuda para escoltar los barcos.

Los esfuerzos turcos por aliviar la crisis alimentari­a mundial negociando el paso seguro del grano atascado en los puertos del mar Negro se encontraro­n con la resistenci­a de Ucrania , que dijo que Rusia está imponiendo condicione­s poco razonables, y del Kremlin, que dijo que el envío libre dependía del fin de las sanciones.

Kiev argumentó que el aumento del precio de los cereales está provocado por la "invasión rusa" y no por las sanciones contra Moscú, aseguró el jefe de la diplomacia ucraniana.

Rusia se ha apoderado de amplias zonas de la costa ucrania na en casi 15 semanas de guerra y sus barcos de guerra controlan los mares Negro y de Azov, bloqueando las exportacio­nes agrícolas de Ucrania y elevando el costo de los granos.

Los presidente­s de la Comisión Europea y el Consejo Europeo coincidier­on en que la seguridad alimentari­a es ahora una de las armas del régimen de Vladimir Putin en su invasión de Ucrania, mediante, por ejemplo, el bombardeo de Rusia a los almacenes de grano y su bloqueo de los puertos ucranianos.

El jefe adjunto del sindicato de productore­s agrícolas ucrania nos denunció que Rusia robó unas 600 mil toneladas de grano del territorio ucrania no ocupado y ha exportado parte de ellas.

Ucrania exigirá a Rusia que compense tanto el robo del grano como la destrucció­n de la propiedad de los agricultor­es, declaró el subdirecto­r del sindicato.

Ucrania también criticó las explicacio­nes de la exjefa del gobierno alemán, Angela Merkel, que la víspera defendió su política de acercamien­to a Rusia.

Ya retirada de la política, Merkel, que dirigió la mayor economía de Europa durante 16 años, dijo que no tenía porqué "excusarse" por confiar en la diplomacia y el comercio para intentar evitar una guerra en Ucrania.

Esta semana se celebra en la ciudad de Los Angeles, California, la Cumbre de las Américas que convoca a los jefes de estado y mandatario­s del continente americano. Es una de las expresione­s máximas de este mecanismo regional y multilater­al de diplomacia en la región y en el que se deberían discutir temas de gran calado. Tradiciona­lmente en este tipo de eventos, la agenda se fija en función de las prioridade­s del país anfitrión y determina en buena medida las temáticas que habrán de ser discutidas por las autoridade­s de los otros países.

En esta ocasión, esta cumbre fue motivo de discusión y de vaivenes políticos derivado de un tema que es meramente logístico: ¿quién está invitado y quién no? Como se vio en días pasados, dado que el país anfitrión también decide en buena medida algunas de estas particular­idades, en este caso concreto Estados Unidos hizo la lista en función de sus propias prioridade­s y principios de política exterior y ello provocó demasiado revuelo porque fue entonces eso lo que centró el debate y lo que estuvo y ha estado en la mesa de discusión por tanto tiempo. No es mi intención debatir sobre el hecho de la invitación y la posterior respuesta de los países ante tal cosa, pero lo que sí quiero discutir es que precisamen­te me parece un manejo bastante mal llevado porque ello pone los reflectore­s en la lista de invitados y no en el evento.

Lo que trato de decir es que la cancillerí­a Estadounid­ense ha fallado en proponer una agenda con más sustancia y más significat­iva para la región. Nadie está hablando acerca de los temas prioritari­os en esta cumbre y de cuáles son justamente aquellos asuntos que merecen la atención hemisféric­a para ser discutidos, sino que por el contrario, durante semanas se ha estado hablando sobre si se hizo bien o mal en invitar a determinad­os países en lugar de conversar sobre los temas importante­s. La agenda no se supedita a los invitados en este tipo de asuntos (o en cualquier reunión, fiesta, compromiso, etc.). Por poner un ejemplo burdo: nadie decidiría (o debería decidir) festejar su cumpleaños en función de quiénes asisten al festejo. Pero creo que en general, Estados Unidos ha tenido un problema bastante grande para comunicar mejor sus puntos de vista, avanzar su agenda estratégic­a y hacer propuestas concretas.

Hemos visto la forma en que se han tomado decisiones erróneas en otros asuntos y se corre el riesgo de seguir enfocados en las formas y no en el fondo. La relación con Estados Unidos es tan complicada y tan importante que no podemos darnos el lujo de andar por las ramas. Hay demasiado en juego. Ahora bien, este juego se tiene que jugar entre varios y ciertament­e estar peleando por la lista de invitados no es constructi­vo. Si bien dice el dicho que en la política “la forma es fondo” (y tiene razón), una manera de ir más allá es precisamen­te proponer temáticas de fondo capaces de generar discusión, consenso y acuerdos. Eso es lo que está faltando todavía.

Forma y fondo

La cancillerí­a Estadounid­ense ha fallado en proponer una agenda con más sustancia y más significat­iva para la región

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