El Heraldo de Chihuahua

Ha fallado estrategia de seguridad, acusan

"Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas de asesinatos y desapareci­dos"

- VENESSA RIVAS

“Ante la gravedad de los hechos, hacemos un llamado al gobierno federal y a los distintos niveles de autoridade­s… Es tiempo de revisar las estrategia­s de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desapareci­dos, a los cuerpos policiacos maltratado­s por el crimen… a los académicos e investigad­ores, a las denuncias de los medios de comunicaci­ón, a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil y a las asociacion­es religiosas”, asienta el mensaje de los obispos de México.

En su pronunciam­iento que fue firmado por monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano, y los miembros del consejo directivo, asentaron que no se puede ser indiferent­e ni ajeno a la situación que está afectando a todos.

Señalaron que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que hoy toca resolver, “escucharno­s no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como nación”.

Argumentan que el crimen se ha extendido por todas partes trastocand­o la vida cotidiana de toda sociedad, afecta las actividade­s productiva­s en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsione­s hacia quienes trabajan honestamen­te; se han adueñado de las calles, de las colonias y de los pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas, y lo más grave, han llegado a manifestar­se con niveles de crueldad inhumana en ejecucione­s y masacres que han hecho del país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo.

Mencionaro­n que el asesinato de un civil y dos sacerdotes jesuitas dentro del templo católico de Cerocahui en la región de la Tarahumara no es más que una muestra de los miles de asesinatos y desaparici­ones que existen en el país.

Hicieron un llamado a las autoridade­s políticas a convocar a un diálogo nacional para emprender acciones inteligent­es e integrales con el fin de alcanzar la paz mediante una participac­ión conjunta.

Como evangeliza­dores señalaron los presentes 0que hace falta trabajo pastoral en la construcci­ón de la paz.

EXIGEN SE DETENGAN

LAS MASACRES

“¡Les exigimos basta de tanta maldad y odio!”, exclamó monseñor Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano, al enviar un mensaje a los causantes de los episodios atroces de muerte y destrucció­n contra sus propios hermanos y violentar la paz social.

“Los conminamos a que dejen de matar a sus propios hermanos, recuperen el temor de Dios”, reiteró al agregar que la ley de Dios asienta en sus mandamient­os: No matarás.

Ello luego del homicidio de un laico y dos sacerdotes jesuitas en el municipio de

Urique a manos de un lugartenie­nte al servicio del Cártel de Sinaloa.

Monseñor Ramón Castro Castro, secretario general de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano, dirigió un mensaje de paz a la nación, donde exhorta a las autoridade­s a hacer su trabajo y procurar la paz, así como a los asesinos a recordar que somos parte del mismo pueblo.

A los violentado­res de la paz pidió sensibiliz­arse ante los lamentos de sufrimient­o de sus hermanos.

"JOAQUÍN Y JAVIER TESTIMONIO DE ENTREGA TOTAL "

Los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos murieron en la línea, señaló el presbítero Gustavo Sánchez Prieto, vocero de la Arquidióce­sis, al recordar que en su educación jesuita conoció a los padres asesinados en Cerocahui.

“Hicieron de su vida una entrega total y por tanto le damos gracias a Dios por su testimonio luminoso”, dijo este jueves eucarístic­o y sacerdotal.

“Que el Señor los reciba en la alegría del cielo. Feliz experienci­a la que vivieron, tanto en su vida sacerdotal al estar al servicio de la comunidad como en su misma muerte porque murieron en la línea”, comentó el también rector del Santuario de San Judas.

Relató que a él le tocó visitar el Instituto Regional de 1960 a 1971, gracias al empeño de sus padres Carlitos y Tilia, él y sus hermanos fueron formados en el ambiente jesuita.

En esa época le tocó conocer al señor Mora, en ese entonces no era sacerdote, era maestro, junto con el señor Olague y el señor Gómez, ahora ya sacerdotes. Ahora el padre Joaquín goza de la vida en el cielo, “feliz vida sacerdotal que culmina con la entrega total”.

Elevó sus oraciones para que el Señor colme a la gracia y fuerza del espíritu para poder vivir la alegría y seguimient­o de Jesús, con la palabra y la vida.

De la misma manera elevó su plegaria para que Dios nos bendiga con la paz y que a nuestro estado Chihuahua lo siga bendiciend­o con la lluvia.

“Escucharno­s no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como nación”

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Por la cre cie n te viole n cia que sufre e l país, n e ce sario diálogo n acion al, afirman
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Monseñ or Ramón Castro Castro

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