El Heraldo de Chihuahua

Ante los desafortun­ados

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hechos violentos ocurridos en la histórica comunidad de Cerocahui, Chihuahua, me ha resultado imposible evitar pensar en el trabajo de largo aliento, que los jesuitas han realizado en aras del bienestar y desarrollo de esta entidad al norte de México.

Ahora bien, antes de continuar, quiero denunciar el uso indiscrimi­nado y anodino que se la ha dado al término “histórico”: políticos, presentado­res de noticias, activistas y otros actores sociales, hacen uso del vocablo para insertar “x” o "y” acción o participac­ión en los factores de noticiabil­idad. Pero entonces ¿qué es lo histórico? Pues es todo aquello relativo a la Historia y ¿qué es la Historia? Es una ciencia que estudia e interpreta los hechos del pasado, los explica y los ordena de forma cronológic­a, buscando explicar nuestro presente. A veces un presente violento y sinsentido en el que las personas de bien son asesinadas y desapareci­das ante la mirada expectante de la autoridad. Hecha la anterior precisión, cabe hacernos las siguientes preguntas ¿qué representa la Sierra Tarahumara en la historia de la Compañía de Jesús? ¿Cuál ha sido la influencia histórica de esta orden religiosa en el desarrollo de Chihuahua? Para responder a la primera pregunta habremos de acudir a “El lugar del otro”, texto de Michel De Certeau integrado post mortem por la intelectua­l francesa Luce Giard, en el que se plantea la "huella” que tuvo el andar misionero —de la orden creada por Ignacio de Loyola en 1540 — “en la “práctica” y en la “significac­ión religiosa” de su doctrina. Cristianis­mo y modernidad avanzaron a la par, dejando huellas imborrable­s en los modos de asimilar y resistir espiritual­mente el mundo y la herejía. En relación a la segunda pregunta, aunque en el territorio novohispan­o ya existían tres órdenes religiosas, la llegada de la Compañía de Jesus para 1572, representó la posibilida­d de ampliar las fronteras del virreinato de la Nueva España hacia el norte. Eran necesarios clérigos de “frontera” que habitasen y garantizas­en paz y estabilida­d en terrenos hostiles, en donde más de una vez las comunidade­s y los templos eran destruidos y los misioneros masacrados. El trabajo pastoral, educativo y cultural de los misioneros jesuitas dejó su huella en la configurac­ión

A veces un

presente violento y sinsentido en el que las personas de bien son asesinadas y desapareci­das ante la mirada expectante de la autoridad. Hecha la anterior precisión, cabe hacernos las siguientes preguntas ¿qué representa la Sierra Tarahumara en la historia de la Compañía de Jesús? ¿Cuál ha sido la influencia histórica de esta orden religiosa en el desarrollo de Chihuahua?

del actual estado de Chihuahua. Antes de su expulsión en 1767, existían en la entidad 28 misiones de la Compañía de Jesús que respondían al Colegio de Nuestra Señora de Loreto, fundado en el Real de San Francisco de Cuellar (actual ciudad de Chihuahua) para 1718.

El desarrollo y permanenci­a de las comunidade­s serranas que aún hoy existen en la Tarahumara, se debió en gran parte al trabajo antropológ­ico de esta orden religiosa, los nombres de los lugares, como la gran mayoría de los usos y costumbres, fueron respetados e insertados en la estructura doctrinari­a de la religión católica.

En “Historia de la Compañía de Jesús en la Nueva España”, texto del siglo XVIII, podemos encontrar la “Chorograph­ia (cartografí­a) de las misiones apostólica­s, que administró…la Compañía de Jesús en la America Septentrio­nal”, ahí se encuentra “Serocagüi” marcada con una señal que significa “Mysión con Yglesia”. Eso es lo histórico, un lugar fundado para garantizar paz y tranquilid­ad, hoy se ve amenazado por la acción impune y deshumaniz­ada del crimen organizado. ¿Hasta cuándo?

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