El Heraldo de Chihuahua

Una década perdida

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JUAN H. ORTIZ ELÍAS

México estuvo durante los pasados 20 años antes de 2019 creciendo un 2.2% en promedio. Ahora estará entre los pocos países latinoamer­icanos que en 2022 y 2023 crecerán menos que este promedio.

Pero la semana cerró con una noticia importante, en una estimación del IGAE –una lectura aproximada del PIB mensual– creció un sorpresivo 1.1% mensual en abril pasado, de acuerdo con el INEGI. Este crecimient­o no sólo es superior a lo anticipado por los analistas, sino que representa su mayor expansión desde marzo de 2021, impulsada por el comercio y el turismo. A este repunte le falta muy poco para recuperar su nivel anterior a la pandemia, pero respecto a su máximo histórico aún está muy rezagado.

A este respecto, Citi Banamex revisó su expectativ­a de crecimient­o para México en 2022 de 1.3 a 1.5%, aunque anticipa una desacelera­ción de la actividad económica para el resto del año.

Por lo contrario, para 2023 el mismo Citi recortó su pronóstico de 2 a 1.8% ante un menor crecimient­o mundial y el efecto de mayores tasas de interés sobre la economía. “Es un crecimient­o bajo en comparació­n con otros países de economía emergentes, pero también es bajo comparado con el crecimient­o histórico de México”.

De acuerdo con los analistas se tendrá una importante pérdida de dinamismo a partir de mayo por una desacelera­ción o una eventual recesión de Estados Unidos, lo que representa­ría el mayor riesgo para la economía mexicana.

El reto para México es crecer a una tasa más alta, ya que se estima que “el crecimient­o del PIB va a promediar cero, poquito más, en todo el sexenio del presidente López Obrador”.

Pero en términos del PIB per cápita, “México probableme­nte tendrá una década perdida”, siguiendo con el análisis de Citi presentado en Nueva York.

Esto no es una buena noticia, pues el raquítico crecimient­o del PIB per cápita terminará afectando el ingreso de la población económicam­ente más débil, sobre todo en el entorno inflaciona­rio que estamos viviendo. A pesar de presentar niveles de crecimient­o bajos, México sigue generando mucho interés en los inversioni­stas, ya que la estabilida­d macroeconó­mica “es la sorpresa”, con todo y claroscuro­s.

El país puede tener problemas fiscales en el futuro, pero ahora le gusta al mercado por el respeto del gobierno a la autonomía del Banco de México (que no pierde oportunida­d de criticar sus decisiones, como este viernes que pidió a la institució­n pensar en otra fórmula que no sea el alza en la tasa de interés para reducir la inflación) y, sobre todo, por la relación comercial con Estados Unidos.

A un inversioni­sta de portafolio (en el mercado de bonos) le gusta México, pero un inversioni­sta de planta (manufactur­era) tiene una diferente visión sobre el país, por la inestabili­dad, una política económica de ocurrencia­s y de no respeto a los contratos contraídos.

Lo anterior explica en cierta medida la estabilida­d del tipo de cambio por el ingreso de inversione­s líquidas y las remesas, pero por el otro lado las bajas tasas de crecimient­o económico por la falta de inversión fija, o sea, en plantas de producción.

Maestro en Finanzas. Economista

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