El Heraldo de Chihuahua

Al igual que Jorge Bucay,

-

lo que más me preocupa, por encima de la situación económica, es la violencia en todas sus manifestac­iones, desde la guerra hasta la intoleranc­ia.

L o dicho hace una década por Bucay sigue siendo relevante porque, a estas alturas, aún hay quienes no entienden ni comprenden -porque no quieren hacerlo- que la gravedad del fenómeno de la violencia radica en que ésta no se manifiesta únicamente de manera física, sino de muchas otras formas. Es decir, dependiend­o de quién lo haga y con qué propósito, la violencia puede definirse de muchas maneras -explica la OMS-. Por supuesto que, sí hay muchas maneras que pueden definir la violencia, entender y comprender en su totalidad el fenómeno de la violencia no es cosa sencilla, pero hay que hacerlo porque solamente así será posible enfrentarl­o de manera responsabl­e, eficaz y eficiente; lo cual implica hacerlo desde una política pública integral y con estrategia­s que así lo garanticen. Y entonces, para que eso suceda, lo mínimo que hay que saber es que, en términos generales, “violencia” se refiere al uso deliberado de la fuerza física o el poder -en sus distintas dimensione­s, tipos y formas -, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilid­ades de causar lesiones, muerte, daños psicológic­os, trastornos del desarrollo o privacione­s. Sí, es cierto que el problema de la violencia no es reciente; es histórico y siempre ha estado presente. Es precisamen­te por eso, porque es un fenómeno histórico del que ya se tienen amplios precedente­s y antecedent­es que permiten atender y responder el problema que representa, que resulta inaceptabl­e que vaya en aumento a nivel mundial y México no es la excepción. Como ya es bien sabido, los índices y niveles de violencia en México no sólo siguen siendo muy elevados, sino que en tan sólo cuatro años (los más recientes) alcanzaron connotacio­nes, magnitudes y cantidades nunca antes imaginadas, vistas o registrada­s. Situación que, sin duda alguna, se debe a las fallidas políticas públicas y estrategia­s que, a pesar de los prácticame­nte nulos resultados favorables, siguen aferrados en no cambiar.

“No vamos a cambiar la estrategia de seguridad, que sigan con su campaña de desprestig­io, atacándono­s con su prensa vendida o alquilada”, dice el presidente López Obrador usando su ya conocida estrategia de negación y sin siquiera intentar disimular un poco su ya caracterís­tico comportami­ento violento (incluyendo el hecho de que negar la violencia también es violencia); ese comportami­ento que, a través de su estrategia discursiva, ha generado -sin duda alguna- más violencia.

En ese sentido es que, en esta ocasión, finalizo parafrasea­ndo lo dicho alguna vez -a modo de mandamient­o- por el pastor y activista estadounid­ense Martin Luther King: una de las mejores estrategia­s para lograr la no violencia es abstenerse de no sólo de la violencia de puño, sino también de la violencia de corazón y de la violencia de lengua.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico