No es difícil expresar
opiniones estando detrás de un teclado, o de un celular; ya se nos está haciendo costumbre leer en redes sociales el encabezado de cualquier noticia, y en lugar de irnos a leer la misma, nos metemos a leer los comentarios de la gente; comentarios, que la mayoría de las veces son ofensivos y hasta con palabras soeces, y hablamos de todo tipo de notas, aunque se explayan más cuando de política se trata.
No mencionaré alguna nota en específico, esto sería difícil, pero en las últimas semanas me ha tocado leer comentarios de personas que antes apoyaban a tal o cual gobernante o funcionario y a la fecha escriben todo lo contrario; parecen indiferentes al momento coyuntural y al bien común que se trata de edificar con sus altas y bajas, claro, indolentes a su posición dentro de la sociedad y la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos con nuestro país, estado o municipio. Definitivamente, no es aceptable que se vocifere, agreda y ofenda sin freno como han hecho algunos en redes sociales, eso no es algo que aporte avance alguno para el país; al contrario; incita a la violencia y a que los ciudadanos se hagan “ideas erróneas”, o simplemente crean, lo que quieren creer.
Lo que hacemos con esto es normalizar el placer de odiar a quienes dirigen el país, el estado o el municipio, emoción hermana a la venganza racional; en vez de deconstruir ese impulso y emoción, se elige cultivarlo y reproducirlo, en lugar de como ciudadanos fomentar la toma de conciencia; en vez de humanizar la política la degradan aún más. Porque el odio al otro no es una opinión, es sencillamente una emoción con mucho potencial de destrucción. A menudo vemos cómo esos comportamientos agresivos trascienden más allá de las simples redes sociales, teniendo en ocasiones efectos nocivos en la o las víctimas, porque las críticas no sólo se dan a los políticos, se dan a todos por igual, llegando a generar consecuencias sicológicas, emocionales y sociales para las víctimas, limitando el pleno uso, goce y disfrute de sus derechos humanos.
Las expresiones de violencia mediática pueden ser: ciberbullying, que es el que se lleva a cabo a través del uso de medios de comunicación, principalmente de internet, telefonía móvil y videojuegos online para cometer acoso sicológico. Existen también el sexting, el stalked, el grooming, el shaming, el doxing, la suplantación de identidad, el acoso cibernético, el linchamiento digital y las amenazas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como: El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños sicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Como vemos, la definición de violencia es bastante amplia y abarca muchos fenómenos que vemos que ocurren hoy en redes sociales.