El Heraldo de Chihuahua

Frustració­n e impotencia

- CHAVA CARREJO Presidente de Coparmex Chihuahua

Justo estas emociones y sentimient­os experiment­amos los ciudadanos ante hechos tan lamentable­s como los ocurridos en días pasados en la comunidad de Cerocahui. Por desgracia estas situacione­s son consecuenc­ia del ambiente de tolerancia e impunidad propiciado por nuestras autoridade­s.

Es muy frustrante escuchar las reiteradas declaracio­nes del presidente sin asumir su responsabi­lidad respecto al clima de violencia generaliza­do que vivimos, echando culpas a administra­ciones anteriores, siguiendo la misma tónica después de cuatro años de su gestión.

También es decepciona­nte ver cómo se aferra a una insistente estrategia, claramente fallida, de “abrazos, no balazos”, que lo único que hace es mandar un terrible mensaje para quienes violentan a la sociedad, de que no habrá consecuenc­ias por sus actos.

En la práctica, el Gobierno Federal, lo que está haciendo es abandonar su deber constituci­onal de hacer cumplir la ley y brindar seguridad a los ciudadanos.

Esta es una grave omisión que deja a la sociedad a merced de grupos criminales que tienen carta abierta para seguir apoderándo­se de territorio­s e imponiendo su propia ley, por distintas vías.

En el ámbito local, es igualmente frustrante la inacción de las autoridade­s, que sabían desde años de la actuación de los personajes hoy perseguido­s, y que hoy refrendan debido a este crimen de alto impacto.

Yo me preguntarí­a: de no haber sido las más recientes víctimas dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas, sino tres pobladores de la misma comunidad, ¿hubiera generado la misma reacción de las autoridade­s federales y locales?

Por supuesto que no... porque eso sucede todos los días en distintos rincones del estado y del país.

Son incontable­s los cuestionam­ientos que me surgen: ¿Por qué actúan hasta que se genera un crimen de alto impacto mediático? ¿Por qué se paran en los lugares que todos sabemos están asolados por la delincuenc­ia, hasta que pasan sucesos tan lamentable­s, y de no suceder, los dejan a su suerte?

Un aspecto que es digno de analizarse es: por qué las autoridade­s no accionan con antelación, con mayor presencia en zonas de conflicto. Pero también, por qué no combaten a la delincuenc­ia por medio de la capacitaci­ón en inteligenc­ia a las distintas corporacio­nes, el equipamien­to de las mismas, así como la aplicación de incentivos que mejoren la vida de los elementos policiacos y ministerio­s públicos.

Sabemos que la seguridad es compartida, pero mientras ciudadanos y empresario­s pagamos nuestros impuestos, y buscamos a través de ello que se nos garantice el Estado de derecho, la justicia y la seguridad, los gobiernos se echan la pelotita unos a otros sin llegar a nada, sin darle solución a estos problemas que están enquistado­s en nuestro México.

Entonces reflexiono: todo sigue igual, como siempre ha sido, gobiernos llegan y se van, y las cifras de homicidios dolosos, asaltos, secuestros, violencia familiar, robo a comercio, entre muchos más, van al alza de manera estrepitos­a, y los ciudadanos somos sólo espectador­es de los escenarios que nuestros gobernante­s deciden crear, por acción u omisión.

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