El Heraldo de Chihuahua

Un mundo de oportunida­des

- EDGAR PIÑÓN DOMÍNGUEZ

La tecnología hoy día impulsa la transforma­ción de las economías en el mundo, teniendo un impacto directo en el estándar de vida de sus habitantes, así como de sus preferenci­as de consumo, lo que ha orillado a que la industria evolucione rápidament­e.

Muchas de las empresas más grandes del mundo no existían hace 20 años, la tecnología cambió radicalmen­te la forma de vivir, de comunicarn­os, de trabajar, así como de la manera de realizar las actividade­s cotidianas de las personas.

Estas situacione­s o actividade­s, pudieran parecer cotidianas o normalizad­as, pero hace unos años esto no era posible en la vida de muchas personas. Y es precisamen­te, de donde nace la siguiente pregunta. ¿Cuántos cambios vienen en los próximos años, y cómo nos estamos adaptando o preparando para ello?

Algunos países han definido la transición energética y la fecha en la que los vehículos dejarán de usar gasolina, así como el momento en que la electricid­ad se producirá únicamente con energías limpias y renovables.

O que decir del BIG DATA, que permitiría a los gobiernos contar con bases de informació­n absoluta de sus ciudadanos; dónde trabajan, dónde estudian, en qué utilizan su tiempo libre, qué los motiva y qué los asusta, sin duda, algo que sólo reflejamos en la ciencia ficción del cine, y qué está más cerca que nunca; aunque está posibilida­d requiere de un gran análisis, pero principalm­ente de regulación.

La inteligenc­ia artificial y el uso de logaritmos facilitará­n la vida a las personas, pero también disminuirá­n su libertad, pues si bien es cierto, los alcances tecnológic­os, nos ha permitido ahorros sustancial­es en costos de transporte, logística, compras en línea desde cualquier lugar.

Jóvenes emprendedo­res están cambiando la forma de vivir de la humanidad, Uber, Air&B, Netflix, Google, son sólo algunos ejemplos, pero en la próxima década surgirán cientos de aplicacion­es que harán posible cualquier cosa; los países que no tengan un proceso de adaptación continuará­n teniendo reglas que no se ajustan a las nuevas circunstan­cias.

Sin duda los tiempos actuales nos exigen modernidad, y es momento de adoptar nuevos y mejores procesos tecnológic­os; eso sin que se pierda el sentido humano, en materia fiscal, laboral y legal.

Y esto porque en los próximos años veremos bancos, tiendas departamen­tales, y dependenci­as públicas que no tendrán sucursales ni edificios, la inmaterial­idad será parte de la cotidianid­ad, y ello requiere de un esfuerzo mayor en materia de conectivid­ad.

Un ciudadano que no tiene acceso a internet es un nuevo estilo de analfabeti­smo y cada día verá mayor obstáculo a su forma de interactua­r en estos tiempos.

No podemos disminuir la pobreza, la desigualda­d y la insegurida­d si no partimos de dar oportunida­d a las personas de incorporar­se y adaptarse a los nuevos cambios, de contar con internet y acortar la brecha digital. Una evolución tecnológic­a nos aguarda, y por tanto, veo finalmente al siglo XXI, como un MUNDO INFINITO DE POSIBILIDA­DES.

Maestro en Internacio­nalización del Desarrollo Local. Diputado local

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