El Heraldo de Chihuahua

Mi familia y yo, estamos viviendo un drama;

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somos vecinos de la colonia Magisteria­l-Universida­d; ahí a espaldas de la banca Santander, en calle Leyes, esquina con Ave. Universida­d. En dicha colonia tenemos tres parques: uno al sur “chicampian­o”; otro al centro de regular tamaño y otro al norte, también chico. Nosotros vivimos contraesqu­ina del parque mayor; en la esquina noroeste.

Los parques menores al sur y norte son unos verdaderos vergeles; con pasto y flora feraz; pero el mayor, al que yo, con opulencia denomino: “mi parque”; sufre grave carencia de riego; pero sólo una tercera parte de él, la parte norte; precisamen­te la que me correspond­e en vecindad. El parque cuenta con agua tratada y bomba nueva, pero el riego por goteo con el que se asperjaba se averió antes de la pandemia; y nadie de Parques y Jardines lo reparó; por el contrario, dispusiero­n de las piezas útiles para mantener el riego de la zona media y sur del parque, que luce flores, plantas, césped y árboles; los que mi mujer y yo, vemos allá a lo lejos. Cuenta cada uno de sus lados con unos diez árboles; pero la esquina noroeste ya no cuenta con ninguno, porque se han secado; y siete árboles grandecito­s que trataban de sobrevivir en esa esquina, en el momento que esto escribo, han sido talados; en la presencia del supervisor de Jardines. Esto lo sé porque mi mujer al enterarse, salió como se dice coloquialm­ente; a darse un “tiro” con los taladores; les dijo hasta de lo que se iban a morir; pero ya era tarde; los únicos árboles cerca de nuestra esquina ya eran leña; le dijeron que iban a reforestar y que iban a reparar el sistema de riego, cuando sabemos que sólo se requieren canales abiertos con azadón y humedad asidua; pero el jardinero sólo riega por goteo, o por aspersión. ¡Joder! Nuestra esquina en lugar de un árbol tiene un trapecio infantil, que debería estar al centro con los demás juegos; y una banca, que la expresiden­ta Ma. Eugenia mandó pintar de azul y blanco; y que sin duda usted por solidarida­d con la gobernador­a, así volverá a repintar todas las bancas.

Nuestra esquina

en lugar de un árbol tiene un trapecio infantil, que debería estar al centro con los demás juegos; y una banca, que la expresiden­ta Ma. Eugenia mandó pintar de azul y blanco; y que sin duda usted por solidarida­d con la gobernador­a, así volverá a repintar todas las bancas.

Nuestra esquina es un calvero, tierra y piedras; “malpaís”, le dicen los rancheros a esos terrenos. Y yo he llegado a pensar que la señora Campos acordó no restaurar el riego y ahora cortar los últimos arbolitos, nada más para fastidiarm­e. Porque es mucha casualidad que solamente nosotros estemos en la ignominia. Mi mujer y yo, cuando nos sentamos en la banca por las tardes, decimos: ¿Qué se sentirá estar sentados bajo la sombra de un árbol y pisando el zacatito? Ya somos un par de viejitos, pero además nosotros votamos por usted, quiero que sepa; bueno, para que no quedara Quezada; usted era el único que le hacía contrapeso. Y votamos por el Caballo Lozoya; porque no queríamos nada con el entonces ex delegado del Bienestar; y la verdad sea dicha, tampoco con Ma. Eugenia. Ahora, no le hace que el frondoso árbol que planten en nuestra esquina dé flores blancas y azules. Nada más no nos vaya a quitar la banca. Gracias Sr. Presidente. Hay tanta perfidia en el alma humana.

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