Dos fuerzas
México se encuentra en una deliberación entre dos fuerzas históricas enormes, que representan un choque económico. Por un lado, tenemos enfrente la mayor oportunidad que hemos tenido en más de un siglo, que es el reacomodo del flujo de la inversión de Asia hacia América, particularmente hacia nuestro país; por otro lado y al mismo tiempo, tenemos al peor gobierno, también en por al menos un siglo.
Si no logramos revertir la tendencia autoritaria del actual régimen, perderemos esta gran oportunidad, que la mitad del mundo moriría por tenerla.
Elaboro: en cuestión económica, el desempeño del gobierno ha sido paupérrimo, y si las cosas no están peor no se debe a decisiones del gobierno, sino a una actuación razonable del Banco de México y al impacto que representan las expectativas provocadas por el TMEC lo que nos favorece con una inmensa oportunidad externa. Las reacciones de política sanitaria convencieron a los estadounidenses a no depender más del país asiático. Esto propicia la creación de un bloque norteamericano mucho más poderoso, que actualmente funciona con una herramienta ineficiente, como lo es el TMEC.
A diferencia de otras épocas, ahora no es la mano de obra barata lo relevante, sino el acceso a energía confiable, a buen precio y, cada vez más, limpia, esta es la oportunidad a aprovechar. La reforma energética de 2013 apostaba a eso, pero el actual gobierno de López Obrador ha destruido los tres elementos que pretendía la reforma de 2013.
La calificadora Standard & Poors’ está sosteniendo la calificación de México condicionada a “que no se aprueben iniciativas constitucionales que presionen el entorno de negocios”, a que continúen “la ejecución cautelosa de las políticas fiscales y monetarias de México” y que no crezca la relación deuda a PIB. Por otro lado, celebran que no haya avanzado la contrarreforma eléctrica, lo cual se le debe a la posición en bloque de la oposición en el congreso, lo cual es de celebrarse.
Si se hiciese caso a la consultoría y otros analistas confiables, el crecimiento de la economía superaría fácilmente 3% anual, se evitaría la crisis fiscal. Con esas acciones podría salvar su sexenio. No lo va a hacer.
En cuanto a sus obras emblemáticas, el presidente inauguró lo que ahora llaman “primera etapa constructiva” de la Refinería de Dos Bocas, la cual presenta un avance de entre 35% y 40%.
Si bien nos va, estaría entrando en funcionamiento en 2025 y su producción representaría el 10% del consumo nacional de combustibles, con un costo estimado ya en 18 mil millones de dólares. Por otro lado, el Aeropuerto de Santa Lucía no tiene utilidad alguna. Recibe el 1% del tránsito aéreo de la capital.
El tren Maya se duda que se llegue a terminar, lo mismo sucede con el transísmico. Aunque sí tienen un característica común, su cuestionable utilidad social y sus altos costos.
A pesar de las sugerencias y de los diagnósticos que voluntariamente se les ofrecen, el desperdicio de recursos, la ausencia de planeación y la distracción de energía marcan ya a este gobierno y no podrán corregirse. Ya no les queda tiempo.