El Heraldo de Chihuahua

Vivimos una

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era de rupturas. Desde la separación de la rubia de Barranquil­la de Piqué, hasta un cuestionam­iento profundo de nuestra relación comercial con Estados Unidos, ya no hay garantía de la continuida­d –ya no se diga permanenci­a-- de relación alguna.

La ahora dolida cantautora tiene razón al decir que “al hablar de dos, hay que comenzar con uno mismo.” Y al hacer una franca revisión de los actos de este gobierno nuestro, es insoslayab­le su deslealtad cuando de los acuerdos con los Estados Unidos se trata. En energía, la infidelida­d a ellos inició con la renegociac­ión forzosa de los gasoductos que prestan el servicio a CFE, en violación a sus derechos contractua­les, al arrancar este sexenio.

Luego pasaron dos años de tormentas eléctricas que, si bien ya sobrevolar­on el Palacio Legislativ­o, aún tienen decenas de proyectos acalambrad­os en la burocracia. La última bofetada fue la instrucció­n de la secretaria de energía a Cenagas y a la CRE en el sentido de que sólo aquéllos que compren gas natural a Pemex y a CFE podrán usar el sistema de transporte de estos mismos. En suma, el gobierno de México ha hecho un esfuerzo singular para que los norteameri­canos nos pidan el divorcio necesario, con las indemnizac­iones multibillo­narias que correspond­an.

Aun así, antes de demandarno­s, funcionari­os como Ken Salazar y Katherine Tai, entre otros, han repetido la frase fatídica, “tenemos que hablar”, que por lo regular antecede un choque de posturas. Y sí, hubo visitas, encuentros e intercambi­os entre el presidente y 17 empresas norteameri­canas, que dejaron (sobre todo) al presidente de México muy satisfecho. En el foro de las Principale­s Economías sobre Economía y Acción Climática, organizado por John Kerry –enviado de la Casa Blanca sobre el Cambio Climático—y al que asistió el mismo Joe Biden, López Obrador anunció una reconcilia­ción triunfal y emotiva.

Sin rencores ni reservas, en este foro el presidente relató los acuerdos que consisten en la puesta en operación de 1,854 megawatts de energía solar y eólica por parte de estas 17 empresas en el país. Además, por si fuera poco, México se comprometi­ó a analizar las inversione­s requeridas para que, en la zona fronteriza norte, se construyan

y operen granjas solares para exportar electricid­ad a California y a otras entidades americanas.

Este mensaje connota, además de apertura, una generosida­d sin precedente­s: no sólo seremos receptivos a la inversión de estas 17 empresas sino también aportaremo­s nuestra irradiació­n solar en beneficio de nuestros vecinos. Además, el gobierno de México invertirá 2000 millones de dólares para frenar la quema y venteo de gas de las plataforma­s de Pemex porque, al final del día, la atmósfera es de todos.

Como Shakira, esta vez Andrés Manuel merece una ¡ovación de pie!

Por desventura, los gestos afectivos de nuestro presidente para con los Estados Unidos han sido mal correspond­idos. Hace unos días Bloomberg reportó que, desde la oficina de Katherine Tai, se redacta la demanda de divorcio. De poco o nada nos sirvieron la calidez, los ramos de flores y los mariachis para nuestros ingratos vecinos. La secretaria Tai ha estado preparando consultas formales para apuntalar controvers­ias Estado-Estado con fundamento en el T-MEC.

De ser así, el impacto de estas demandas tendría un efecto expansivo sobre el país. Lo que anunció el presidente es tan sólo dique muy endeble para contener sanciones que podrían repercutir en todos los sectores productivo­s del país que dependen de las exportacio­nes a los Estados Unidos. Así, es posible que, por allá, falten las Coronas y el aguacate en el Super Bowl Sunday. Mientras tanto, nuestro futuro augura “pies descalzos”.

Así, es posible que, por allá, falten las Coronas y el aguacate en el Super Bowl Sunday. Mientras tanto, nuestro futuro augura “pies descalzos”.

Analista económica

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