El Heraldo de Chihuahua

De acuerdo con la anterior entrega,

- Historiado­r, activista y promotor cultural. Investigad­or de la Red Binacional de Estudios Históricos de Juárez-El Paso Facebook: Iván González Twitter: @ivanhistor­ico ivanhistor­iador5@gmail.com

la ciudad de “El Paso fue una puerta de entrada para los inmigrante­s sirio-libaneses que tenían la intención de establecer­se en el suroeste o el oeste de Estados Unidos…”, aunque también influía bastante el hecho de que las restriccio­nes sanitarias en la estación migratoria de esta frontera eran más laxas que las de su contrapart­e en Ellis Island.

Como muchos otras poblacione­s migrantes de principios del siglo XX, los sirio-libaneses eran examinados físicament­e a su entrada a los Estados Unidos por personal del Servicio de Salud Pública, quienes buscaban prevenir el ingreso y la propagació­n de enfermedad­es como la tuberculos­is, el favus y el tracoma (enfermedad ocular altamente contagiosa y que puede llevar a la ceguera, es causada por la bacteria Chlamydia trachomati­s). El tracoma genera carnosidad­es alrededor de los ojos y es una enfermedad común en lugares desérticos y con poco acceso a agua limpia. Los sirios eran señalados como los principale­s portadores de tracoma, por esa razón buscaban evadir los centros de inspección sanitaria. En su búsqueda por llegar a los Estados Unidos, adoptaron rutas y espacios que les permitiero­n ingresar de manera más sencilla, aunque al igual que hoy en día, eran víctimas de trata de personas, entre otras peripecias y estafas.

¿Qué motivó la investigac­ión encubierta de las rutas que seguían los migrantes sirioliban­eses por México hacia los Estados Unidos? La denuncia anónima al Servicio de Inmigració­n Norteameri­cano de una red de corrupción médica y extorsión a migrantes sirio-libaneses, conducida entre las ciudades de El Paso y Ciudad Juárez, por un médico interino del Departamen­to de Salud Pública: el Dr. Edward D. Sinks.

La estafa funcionaba de la siguiente manera: Kalil Koury, quien dirigía una pensión de migrantes en Cd. Juárez, llevaba a los sirio-libaneses al puente Santa Fe, en donde eran inspeccion­ados por Sinks, quien siempre e indistinta­mente les negaba la entrada bajo la consigna de ser portadores de tracoma. Así, bajo la recomendac­ión del médico migratorio, Koury los llevaba a consulta con

un segundo galeno que consultaba en Ciudad Juárez y El Paso: el Dr. John W. Coffin. Éste último les otorgaba a los “enfermos” un tratamient­o con gotas de sulfato de plata durante al menos un mes.

Así, todos ganaban: Coffin cobraba 20 dólares por el tratamient­o, del cual se infiere que le daba al menos la mitad a Sinks; Koury, por su parte, ganaba con el alojamient­o a razón de tres dólares por semana y los sirios-libaneses lograban pasar legalmente la frontera hacia los Estados Unidos. No sabemos exactament­e quién denunció la estafa, pero la molestia por el incremento del costo del “tratamient­o”, que pasó de 20 a 25 dólares, pudiese ser la razón que motivó a más de uno de los involucrad­os a traicionar a los otros. Esta historia es contada en diversas fuentes en ambos lados de la frontera, del lado mexicano es narrada por el Dr. Carlos González-Herrera en su texto “La Frontera que vino del Norte”, publicado por la editorial Taurus en 2007. Del lado norteameri­cano, la cuenta la Dra. Ann R. Gabbert en su texto “El Paso, A Sight for Sore Eyes: Medical and Legal Aspects of Syrian Immigratio­n, 1906–1907”, publicado en 2002 por la editorial Taylor & Francis, Ltd., también se incluye en “Between Arab and White: Race and Ethnicity in the Early Syrian American Diaspora”, de la autora Sarah Gualtieri y publicado por la Universida­d de California en 2009.

¿Qué lugares y rutas se mencionan en esta investigac­ión encubierta de principios del siglo XX? Continuará…

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