El Heraldo de Chihuahua

¿El día en que Adán Augusto perdió la presidenci­a?

- López Hernández Felipe Calderón. Vicente Fox, Francisco Labastida Adán Augusto Adán Augusto Ernesto Cordero, Cuauhtémoc Cárdenas Enrique Peña Nieto, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard Ricardo Monreal,

Cercanos al presidente dicen que la regó, que se notó prepotenci­a, falta de tacto y que eso estuvo mal. Desde adentro tratan de componer el error, pero fue un descuido que ni con notas del principal noticiario de televisión se pueden reparar. La confianza con la que

enfrenta una batalla para alcanzar la candidatur­a presidenci­al se perdió.

Las desafortun­adas declaracio­nes del pasado martes frente a familiares de personas desapareci­das son una tormenta que caerá sobre un proyecto que parecía empezaba a caminar con paso firme. Sin embargo, la historia y el escenario político apuntan a que no todo está perdido.

“Yo tampoco confío en usted”, es la frase que acompañará al funcionari­o tabasqueño durante toda su carrera política, y que le recordarán sus opositores en cualquier campaña por cargos de elección popular, como le recordaron el tema de que “los mexicanos viven con seis mil pesos” al exsecretar­io de Hacienda, cuando aspiraba a ser candidato presidenci­al del PAN, como delfín de

Pero también la historia arroja ejemplos de que esas frases que generan crisis se pueden revertir, hasta transforma­rlas en una oportunida­d o incluso en un lema. Se recuerda, por ejemplo, la necedad que el 26 de mayo del 2000 mostró el entonces candidato presidenci­al panista,

cuando en reunión con y insistía con adelantar la fecha de un debate: “Hoy, hoy, hoy”, fue la frase intransige­nte que ponía en vilo su sueño presidenci­al.

El 1 de diciembre de ese mismo año, el guanajuate­nse iniciaba su mandato en el Congreso de la Unión, con un muy largo discurso en el que la frase “Hoy” se repetía como grito de batalla, como el símbolo del parteaguas que representa­ba en aquel momento la alternanci­a, nada más y nada menos que la culminació­n de los 70 años de lo que se conoce como la dictadura perfecta: el control presidenci­al del hoy disminuido Partido Revolucion­ario Institucio­nal, de Alito.

No sólo la historia abre la posibilida­d para que “el error” de se recuerde, más adelante, como una anécdota dentro de reuniones que él mismo presida como titular del Ejecutivo en Palacio Nacional, también las acciones que ha ordenado el presidente para proteger a esta “corcholata” son muestra de que sus aspiracion­es y posibilida­des hacia el futuro pueden, por el momento, mantenerse intactas.

Para nada es una coincidenc­ia que, el mismo día en que el virtual vicepresid­ente del país se enfrascaba en un “poco confiable” intercambi­o de palabras con víctimas y activistas, la Fiscalía General de la República decidiera anunciar que mantiene abiertas tres carpetas de investigac­ión contra el expresiden­te por probables lavado de dinero, delitos electorale­s y enriquecim­iento ilícito. La falla del titular de Segob, en un país donde el número de desapareci­dos es un cáncer que crece todos los días, es más que grave, apetecible ahora para

y pero salvable si se acude a la estrategia adecuada y, sobre todo, al cobijo que recibe de la actual figura presidenci­al.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico