Desde hace tiempo,
la escasez de agua ha sido un problema a nivel mundial que ha ido agravándose paulatinamente. Se ha dicho que, en un momento determinado, habrá conflictos bélicos entre naciones, donde el principal botín será el vital líquido. Esta aseveración resultaba exagerada hace algunas décadas, pero actualmente ya no suena tan desorbitada, pues más del 40% de la población mundial carece de agua.
Por años, nuestros gobernantes han implementado campañas para fomentar el ahorro de agua. En los años ochenta se transmitieron por televisión de manera excesiva varios comerciales, en distintas situaciones, donde aparecía un niño risueño que exigía a una señora no desperdiciar el vital líquido, con la frase “Amanda, ciérrale”, tuvo gran éxito entre la audiencia, personas de todas las edades repetían la frasecita una y otra vez, pero no tanto para llevar el mensaje de cuidar el agua, sino porque el niño del anuncio estaba pasadito de kilos, entonces, a las personas con esa complexión les gritaban: “¡Amanda, ciérrale!”, para burlarse de ellos.
Los mensajes de concientización a un sector de la población les entran por un oído y les salen por el otro.
El valemadrismo se impone, muchos continúan desperdiciando agua a diestra y siniestra, aun cuando desde hace varios años en las principales ciudades de nuestro estado el agua está racionada; de que, en los últimos años, han muerto miles de cabezas de ganado en los estados de Coahuila, Sonora y Chihuahua; de que recientemente en Monterrey hay un grave desabasto y de que este año 85% del territorio nacional ha presentado algún nivel de sequía.
Las historias reales, que ocurren en varios países de África, donde cientos de personas tienen que caminar diariamente más de cinco kilómetros para conseguir un par de baldes de agua turbia, logran conmover a una gran cantidad de personas, pero a varios de ellos se les olvida
muy pronto, pues continúan bañándose tres veces al día y lavando el automóvil a manguerazo. Con las lluvias que afortunadamente han caído en el estado un sector de la población se relaja, imaginando que con toda esa agua su ciudad se convertirá de la noche a la mañana en una deslumbrante villa de cuento de hadas, con arcoíris incluido, repleta de majestuosas cascadas, donde el agua nunca se acaba; obviamente no es así, aun cuando continúe lloviendo el problema no desaparecerá, es muy delicado, debemos ser conscientes de ello, nuestra obligación es cuidarla como si fuera oro, de hecho, lo es.
Hay que aplicar en nuestra vida diaria los consejos que por años se han difundido en varios medios de comunicación, como lo son, Reutilizar el agua.
Bañarse de manera rápida (en promedio se desperdician 20 litros de agua por cada minuto bajo la regadera), cerrar la llave mientras se enjabona. Lavar el auto con una cubeta. Tratar de recolectar agua de lluvia y utilizarla para limpiar la casa.
Evitar fugas en el hogar, por ejemplo, el inodoro regularmente tiene filtraciones por el llamado “sapito”, parece insignificante, pero de no repararse (lo cual es sencillo y económico) puede ocasionar que se desperdicien decenas de litros diariamente.
Por todo lo anterior, “no la riegue”, recuerde todos los días, ¡Amanda… Ciérrale!