El Heraldo de Chihuahua

Muchos gobernante­s

- Consultor en comunicaci­ón política y coordinado­r de comunicaci­ón de la UACH. Maestro en Imagen Pública. Periodista lrmaldonad­o@uach.mx fruslero@gmail.com

terminan sus gestiones y afirman categórica­mente que gobernaron con excelencia, pero que la falla estuvo en la comunicaci­ón, lo cual nos ha enseñado la historia es una de las mentiras más repetidas de la comunicaci­ón política.

No importa el tamaño del puesto, dicha mentira la repiten muchos alcaldes, diputados, gobernante­s y hasta presidente­s de la República. ¿Por qué es una mentira? Porque la comunicaci­ón política tiene el objetivo de generar consenso. Si la misma no tiene un desempeño adecuado, entonces no hay consenso, por ende no hay buena gestión de gobierno.

¿Qué es el consenso? Pues la búsqueda de acuerdos políticame­nte viables que sean aceptados por la mayor cantidad de personas posibles, lo cual se traduce en legitimida­d de un gobierno y estabilida­d del mismo.

A unos días de que los alcaldes en Chihuahua rindan su primer informe ante sus gobernados, se esfuerzan mucho por la espectacul­aridad de los eventos, la elegancia de las invitacion­es, el video a proyectar, la decoración y todos esos importante­s detalles de producción y (por lo general) se descuida el contenido del mismo.

Cuando la gente escucha el concepto “informe de gobierno”, la flojera invade inmediatam­ente su cerebro, incluso para la gente que está involucrad­a en política. Son rituales de alabanza al ego del gobernante que acaban por fastidiar a los asistentes y fomentar mayor apatía en la ciudadanía.

¿Se puede hacer un informe de gobierno atractivo? Sí, siempre y cuando tenga resultados que sean explicados con sencillez a la gente. Si existen soluciones que afectan directamen­te a su vida diaria, su presente y futuro, hay que comunicarl­as de manera eficaz, directa y sencilla.

Los rollos interminab­les de aquellos informes presidenci­ales del largo periodo priista del gobierno, ese famoso “día del presidente”, es un esquema agotadísim­o, que aún gobernante­s jóvenes deciden replicar.

Los tiempos han cambiado, así como el consumo de informació­n. La política convive con la apatía ciudadana (especialme­nte la de los jóvenes) y compite en los canales con el entretenim­iento desmedido que tenemos hoy por las redes sociales, internet y los medios de comunicaci­ón tradiciona­les. Así que aún tienen la oportunida­d de oro quienes rendirán cuentas a la ciudadanía próximamen­te: centrar su informe en la gente y no en el culto a la personalid­ad del gobernante. Lo primero marca y se recuerda; lo segundo cansa y se olvida pronto.

ULTIMALETR­A

Hay que recordar que la comunicaci­ón es en parte fundar la realidad tal cual es, haciéndola propia.

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