Jóvenes, divino tesoro
LUIS CARLOS RAMÍREZ
Durante la historia del hombre, hemos siempre dejado claro, como humanidad, la enorme relevancia de la juventud.
Hoy, no es la excepción. Y existen varios temas que ponen el tema en un contexto extremadamente interesante y, sobre todo, relevante para las condiciones futuras de nuestra ciudad y en realidad, para el país entero.
Los jóvenes de hoy no conocen la inflación como los que tenemos más de 45 años. No pudieron ver, menos sufrir los estragos de inflaciones superlativas de más de 100% anual, que generaban incluso aumentos salariales dos, tres o cuatro veces en el mismo año. Salarios pagados en efectivo, que los billetes eran tantos que no cabían en las carteras que portan los caballeros, o los monederos de las damas. Tasas de interés cabalgando al alza de manera increíble, y donde, a pesar de las condiciones, muchos negocios encontraron cómo crecer y fortalecerse, aunque muchos fueron destinados a la desaparición.
Las luchas intestinas entre PAN y PRI, donde se pretendía cortar la hegemonía de más de siete décadas de un partido en el poder; donde había prepotencia y en un tiempo se habría sufrido de matanzas a cargo del Ejército y fuerzas paramilitares contra estudiantes, trabajadores y profesionistas.
Atestiguar cambios, que lograron despertar luz de capacidad organizativa y de operación distinta al poder, aunque algunos podamos establecer que no tuvieron éxito en hacer efectivos cambios que dieran certeza y mejoras drásticas de orden, honradez (no corrupción), y efectividad gubernamental.
Y ya en tiempos recientes, los jóvenes, y me refiero a los de menos de 40 años, han visto, el ápice de corrupción y la decadencia de instituciones, pero esto, desafortunadamente acrecentado en tiempos más recientes. Donde menos encontramos la certeza requerida y las medidas donde sus vidas tengan una claridad cierta de mejoría.
Las condiciones y posibilidades de futuro son también consecuencia de nuestra participación en el quehacer de la comunidad. No se puede esperar un país mejor solamente barriendo el frente de nuestro hogar. Hay que ver cómo influir y lograr mejoras más allá de lo propio. Indudablemente es importante hacer lo cercano, pero ignorar la injusticia alrededor, es abonar a ir perdiendo el país que queremos para nosotros y las generaciones que nos siguen.
La Constitución y las leyes son para que TODOS las obedezcamos, las leyes para ser respetadas y ejercidas. Lamentablemente hoy, con tremenda desfachatez, descaro y arrogancia, los primeros obligados a respetar y hacer respetar estos lineamientos se mofan y caminan por encima de ellos.
La sociedad civil, organizada y enterada. Con conocimientos y entendimiento de lo que debe ser correcto, puede y debe organizarse, los jóvenes pueden y espero despierten de manera más enjundiosa, a participar y hacer que México sea el país de desarrollo, de oportunidades reales, y reconocimiento al esfuerzo y el trabajo que merecen. Que la verdadera justicia y auténtica honestidad se logre porque estamos todos siendo partícipes de que así suceda, y no se quede la decisión en pocas manos.