Iniciamos septiembre, llamado con razón
el mes de la patria. Varios acontecimientos lo señalan, como son el sacrificio de los Niños Héroes de Chapultepec (día 13), la incorporación de Chiapas al pacto federal (día 14), el Grito de Independencia (día 15), el inicio de la Independencia de México (día 16), la consumación de nuestra Independencia (día 27), el nacimiento de José María Morelos y Pavón (día 30).
El término patria, recuperado por los humanistas del Renacimiento, deriva del latín (préstamo del siglo XV) de la forma femenina del adjetivo patrius-a-um, relativo al padre (también relativo a los “patres”, es decir los antepasados).
De la expresión terra patria (la tierra paterna o de los antepasados), con omisión de terra quedó la voz patria ya en latín, para designar el país de origen o el lugar donde están las raíces de uno.
La patria hace, pues, referencia a la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado al ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.
Podemos decir que propiamente la patria es el país del padre, del latín pater, patris, (padre, antepasado). El sentimiento de amor hacia la patria es conocido como patriotismo.
Algunos para querer incluir o destacar a las mujeres buscan llamar matria a la patria, aunque, a decir de especialistas, el lenguaje no funciona así, y la inmensa mayoría entiende lo que es la patria como referida a la propia tierra del nacimiento y el sentimiento. El problema es que ese lenguaje asume posturas provocadoras, políticas o ideológicas, como ¡viva la matria!, ¡abajo la patria!
Al margen de lo anterior, debemos mantener no sólo el concepto, sino el sentido profundo de la patria, transmitirlo a nuestros hijos y nietos, a las futuras generaciones, no únicamente mediante celebraciones y gritos surgidos más de la emoción, como en el futbol por ejemplo o los festejos patrios, sino en el buscar que esa tierra de nuestros padres (y madres, se entiende) florezca en la unidad de sus habitantes, en el trabajo y el esfuerzo diario individual y colectivo, en el sentirnos verdaderos hermanos unos de otros, en el buscar el bien de todos, en el ser fieles a quienes, antes de nosotros, han buscado el hacer de esta tierra un lugar mejor para vivir y convivir.
Debemos ensalzar los símbolos patrios, la bandera, el himno y el escudo nacional,
Debemos ensalzar los símbolos patrios, la bandera, el himno y el escudo nacional, como fuente de unión, valoración de nuestras raíces y reciedumbre de nuestro futuro
como fuente de unión, valoración de nuestras raíces y reciedumbre de nuestro futuro.
Hoy, por desgracia, al fenómeno de la globalización se suman ideologías que buscan minimizar el concepto de patria, buscando una hermandad (o fraternidad) universal donde las fronteras se diluyan y las culturas nacionales se entremezclen o se difuminen. Aboguemos por defender nuestra patria con sus instituciones. ¿Lo ven?