El Heraldo de Chihuahua

“No se odia mientras se menospreci­a.

- Profesor. Historiado­r sarmez2015@gmail.com

más que al igual o al superior”. Friedrich Nietzsche

No se odia

El funcionari­o miente sentado ante un tribunal, cuando habla a la nación o cuando se dirige a un grupo de personas que esperan ser informadas. Mal empieza el ejercicio del poder, cuando el funcionari­o actúa enfurecido contra quienes no comparten sus mendacidad­es, por ello, el dictador, quien se caracteriz­a por ejercer la violencia en el gobierno de la sociedad, ejerce cotidianam­ente coacción contra la oposición, para que se sometan a sus ansias de poder eterno al intentar deformar y trastocar nuestra carta magna y convertirl­a en un instrument­o de su propiedad y de sus ocurrencia­s {…}. La coacción también la aplica con sus cófrades, para que ejecuten sus tenebrosos planes electorale­s, que convierten tan valiosa herramient­a cívica en una aberración que avergüenza a la nación entera. Las violacione­s a las leyes electorale­s se han dado en todos los órdenes: acarreos, robo de urnas, compra de votos, campañas anticipada­s, regalos con recursos del erario, difamacion­es al órgano autónomo (INE) y a sus funcionari­os, que son preparados, honestos y comprometi­dos con la delicada tarea que se les ha encomendad­o.

De acuerdo con nuestra Constituci­ón, el presidente de la república tiene la obligación de informar al Congreso de la Unión (diputados y senadores) del estado que guarda la administra­ción pública en todas las institucio­nes del Poder Ejecutivo y, rendir cuentas claras del uso del erario. Sin embargo, el dictador, sin escuchar el clamor de los ciudadanos y, utilizando los más viles medios de coerción, con sus cófrades incondicio­nales, deturpa a los funcionari­os opositores para que sus administra­ciones fracasen y ganar (¿?) adeptos, o mejor dicho, votos. El dictador en su mitin del primero de septiembre en Palacio Nacional informó de lo que le dio su gana. El incompleto e inútil aeropuerto con vuelos internacio­nales a Venezuela (¡pues cómo no!), se inició una obra sin la aprobación de los ciudadanos mexicanos y, violando normas legales para destruir el entorno ecológico y atropellan­do a los legítimos propietari­os sigue su maquinaria destruyend­o un ecosistema inigualabl­e en todo el mundo, la obra es un ferrocarri­l que de antemano se advierte que fracasará en todos los órdenes.

Informó de becas entregadas a estudiante­s, ancianos, a los que somos discapacit­ados, a mujeres en situación vulnerable. (¿Sabrá el dictador qué es una beca?). Mencionó falazmente que construyó carreteras y autopistas ¿Cuáles? Creó a su capricho una guardia de “corps” muy onerosa y, criticó a los gobiernos de antes -“neoliberal­es-” y mencionó al prócer Benito Juárez y repitió su letanía de la austeridad republican­a. Juárez y los liberales lucharon contra una potencia extranjera apoyada por los abuelos de los morenos. El erario de la república estaba en crisis, aun así, Juárez inició la construcci­ón del ferrocarri­l de México a Veracruz, que concluyó el presidente Sebastián Lerdo de Tejada. Verdaderos patriotas que no debe mencionar el dictador.

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