Todos, sin excepción,
llegamos a este mundo equipados con cualidades o habilidades, poderosas herramientas que debemos utilizar y desarrollar, para evitar pasar por esta vida como maceta de corredor, como dijera Martín Valverde y es que muchos van por la vida con sus habilidades apagadas, por consecuencia, van perdiendo oportunidades ya sea laborales o personales.
Son incapaces de solucionar un pequeño problema, como quien dice, se ahogan en un vaso de agua. Paulatinamente, la confianza en sí mismo va disminuyendo, quedando estacionado en la mediocridad. En cambio, hay otros que siempre están en modo ON o encendidos, utilizan sus cualidades eficientemente, tienen la capacidad para automotivarse y regularmente alcanzan sus metas. Pero hay quienes van más allá, las grandes adversidades no los detienen, van desarrollando sus dones para encontrar otros más, convirtiéndose en personas extraordinarias.
Con tan sólo dos años a Ben Underwood le diagnosticaron cáncer en los ojos. Para evitar que la enfermedad se extendiera al cerebro tuvieron que extirparle ambos órganos.
Cuenta su madre que después de la cirugía Ben despertó llorando, diciendo que no podía ver, ella entre lágrimas respondió que sí podía ver, colocó tiernamente su mano sobre la pequeña nariz de Ben y dijo, huéleme me puedes ver con tu nariz, también con los oídos, con las manos, en ese momento decretó: “Mi hijo verá a pesar de no tener ojos”.
Existe una técnica llamada ecolocalización, que es realizada instintivamente por murciélagos y delfines, consiste en emitir ciertos sonidos que, al chocar con los objetos, provoca un eco que ayuda a detectar la ubicación de obstáculos o cosas. Dicho sistema paulatinamente fue adoptado por Ben, confirmando la teoría científica que también el ser humano
puede realizarlo, aunque para lograrlo es muy complicado. Desde muy pequeño y sin ninguna asesoría, empezó a realizar extraños ruidos chasqueando la lengua mientras caminaba, su madre se percató que rara vez tropezaba o chocaba. Tiempo después, Ben, se dio a conocer a nivel mundial por un video en YouTube, llamado “El niño que ve sin ojos”, donde se le puede observar realizando varias actividades como jugando basquetbol, paseando en bicicleta y conviviendo alegremente con delfines.
Lamentablemente el cáncer que le quitó los ojos también le arrancaría la vida, en 2009 falleció a los 16 años; a pesar de su corta existencia, el don de ecolocalización humana le ayudó a tener una vida plena, quizás tuvo una vida más satisfactoria que la de varias personas que viven mucho más tiempo.
La ecolocalización contribuyó a que su vida evolucionara sin límites, le evitó tropezar con peligrosos obstáculos físicos, pero sobre todo, esquivó magistralmente los nocivos obstáculos mentales. Casi todos saben, que es muy importante mantener encendidas sus habilidades, y precisamente por eso, es difícil comprender, que muchos prefieran tenerlas apagadas, durante gran parte de su vida.