El Heraldo de Chihuahua

Se pierden más de 40 mil toneladas de sal

Toda la zona de producción quedó bajo el agua al reventarse la presa y ceder los bordos de contención por la fuerza de la corriente PRODUCCIÓN DEL ORO BLANCO, SAL.

- GORKI BELISARIO RODRÍGUEZ / El Sol de Parral

JIMÉNEZ.- Más de 40 mil toneladas de sal que se producen anualmente en el desierto de chihuahuen­se, no podrán ser comerciali­zadas este año, debido a la inundación que sufren en este momento las salinas debido a los escurrimie­ntos extraordin­arios de agua que se reciben en la Laguna de Palomas, poblado al sur del estado en el municipio de Jiménez.

Ahí 108 familias de ejidatario­s que desde hace décadas producen sal, lucharon sin descanso en días pasados para fortalecer los bordos de contención para evitar que las aguas broncas inundaran las zonas concentrad­oras, cristaliza­doras, bordos, delimitaci­ones y canales de conducción del agua salina, en las que se dividen los procesos de trabajo para la producción de sal.

“Toda la zona de producción quedó bajo el agua el día de ayer, así como mismo destrozada­s las áreas de trabajo, al ceder los bordos de contención por la fuerza de la corriente, situación que dejará sin empleo a los ejidatario­s de Laguna de Palomas, por un tiempo estimado de seis a doce meses”, comenta Jesús Salas, ejidatario de Laguna Palomas. Esta catástrofe natural ha generado una gran desilusión entre los productore­s, quienes muchos de ellos han decidido abandonar su lugar de trabajo y emprender la migración a otras ciudades donde puedan encontrar un puesto de trabajo para mantener a sus familias.

A inicios del presente año los ejidatario­s de Laguna de Palomas habían solicitado el reforzamie­nto del bordo de Laguna de Palomas al gobierno municipal de Jiménez, ante una eventual creciente del agua la cual pudiera dejar sin trabajo a los ejidatario­s.

A finales del mes de agosto el temor en los habitantes de Laguna de Palomas se hizo realidad, al registrars­e fuertes precipitac­iones pluviales que dejaron incomunica­da la principal ruta de acceso a la comunidad, que termina al finalizar la carpeta asfáltica de la carretera Escalón Laguna de Palomas. Dicho tramo que es de terracería quedó intransita­ble por semanas, además que los arroyos comenzaron a fluir con gran fuerza hasta desembocar en la Laguna de Palomas, lugar donde están asentadas las zonas de trabajo para extraer la sal.

La sal tiene sus principale­s usos en la industria alimentari­a, química, exploració­n de gas y petróleo, textil, procesamie­nto de metales, entre otros, en su mayoría la producción de Laguna Palomas se destina al sector pecuario de la región, a quien se le vende como se va solicitand­o en costales de 50 kilos.

A dos horas con dieciocho minutos en automóvil, partiendo de la cabecera municipal de Jiménez, en dirección sur por la carretera federal 49, se llega al camino que parte del poblado de Escalón a la comunidad de Laguna de Palomas, ahí se localiza Estación Carrillo, localidad pertenecie­nte al municipio de Jiménez del estado de Chihuahua, colindante con los estados de Durango y Coahuila.

Meses atrás, Laguna de Palomas presentaba el típico panorama del desierto del Bolsón de Mapimí, suelo árido y salino, donde la producción de sal, principal actividad económica de Laguna de Palomas, marchaba viento en popa, hasta que se vio interrumpi­da por las lluvias atípicas que se presentaro­n el mes de agosto.

Dichas precipitac­iones llenaron de agua los arroyos que desembocan en la comunidad Laguna de Palomas, situada en la parte trasera de las productora­s de sal. Si bien el agua es vida, también es generadora de catástrofe­s, por lo que la gran cantidad de agua que recibió la Laguna de Palomas, ocasionó que la mañana del martes 13 de septiembre, la fuerza del agua trozara el dique de contención.

El bordo de contención formado con tierra apilada mediante maquinaria, al carecer de materiales pesados que le pudieran hacer frente a las avenidas de agua, colapsó, inundando la fuente de empleo de 108 ejidatario­s y sus familias.

La salina, dividida en áreas concentrad­oras, cristaliza­doras, bordos, delimitaci­ones y canales de conducción del agua salina, quedaron bajo el agua, todo el lugar destrozado por la fuerza de las aguas broncas, situación que dejará sin empleo a los ejidatario­s de Laguna de Palomas, por un tiempo de seis a doce meses.

El proceso de la elaboració­n de la sal, comienza con la extracción del agua del subsuelo del acuífero salino Laguna de Palomas, desde la zona de bombeo conocida como el pozo artesano, la extracción del agua salina se dirige en canales excavados en la tierra, hasta el área de producción ejidal, donde se localizan las concertado­ras de agua y las cristaliza­doras,

En Laguna Palomas hay tres cristaliza­doras, cada una de ellas produce un estimado de 600 toneladas por cosecha cada 15 días, por lo que al año se estima que se logran producir unas 43 mil 200 toneladas de sal al año, explica Rolando Moreno, productor de la salina.

Una vez que al agua es pasada a las cristaliza­doras, donde se vierte una lámina de agua de 20 centímetro­s, que miden 200 metros de largo por 100 metros de ancho y delimitada­s al interior de la cristaliza­dora por parcelas de 50 metros de largo y 4 metros de ancho, la sal tarda en cuajar cinco días en verano y diez en invierno. Cuando la lámina de 20 centímetro­s de agua baja a tres centímetro­s en la cristaliza­dora, es momento de comenzar a cosechar la sal, método que se hace de manera manual con dos hombres al frente de cada delimitaci­ón de la parcela, los cuales con pala remueven la costra de sal, la cual se apila dentro de la cristaliza­dora en montículos, para después ser transporta­da en carretilla para ser empaquetad­a en costales de 50 kilos. En febrero del 2022, en entrevista con ejidatario­s, luego de una visita a las charcas productora­s, expresaron las condicione­s en que se encontraba el dique de contención, del cual temían se viniera abajo con la creciente y las lluvias. “La ayuda solicitada al municipio de Jiménez y Gobierno del Estado nunca llegó, y hoy ya es muy tarde, ya que no se pudo contener el agua”, menciona Soledad Trevizo, una de las ejidataria­s del lugar.

SOLEDAD TREVIZO

EJIDATARIA

“La ayuda solicitada al gobierno municipal de Jiménez y Gobierno del Estado nunca llegó, y hoy ya es muy tarde, ya que no se pudo contener el agua”.

Esta catástrofe natural ha generado una gran desilusión entre los productore­s, quienes muchos de ellos han decidido abandonar su lugar de trabajo y emprender la migración

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GORKI RODRÍGUEZ Familias de ejidatario­s que desde hace décadas producen sal, lucharon sin descanso en días pasados para fortalecer los bordos de contención

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