Cada septiembre
nos recordamos de la importancia de planificar nuestro testamento para evitarle a nuestros seres queridos sorpresas desagradables que pueden desembocar en celos, angustias, revivir viejos rencores que terminan en rupturas familiares y pérdidas patrimoniales, todo mientras viven el duelo de una pérdida.
Yaunque tenemos once meses más para hacerlo, nos repetimos por todo el año: “No es el momento”, “me siento bien”, “ya mañana saco la cita con el notario” o “no me ha dado tiempo de revisarlo”. La principal barrera que enfrentamos es de carácter emocional: sentimos que tentamos al destino, dudamos si estamos siendo justos al repartir nuestros bienes o si realmente vale la pena hacer el trámite, que percibimos largo y complicado.
El testamento nunca está de más. Es un tema de responsabilidad prioritaria, en especial como padres de familia.
Hijos pequeños: Si por alguna razón faltan ambos padres ¿quién se queda al cuidado de los menores?, ¿los abuelos tienen la salud, energía, paciencia y capacidad para formar a tus hijos?, ¿los tíos tienen la madurez, estabilidad emocional y económica para hacerse cargo? Es un tema que requiere de una cuidadosa reflexión y dejar claro en el testamento quién sería el tutor. Lo ideal es alguien que tenga amor y cercanía con los niños, además de que vea el cargo como una responsabilidad y un honor, no como una carga. Como vemos, no es necesario tener bienes para considerar como una obligación planear y hacer nuestro testamento.
Negocio en marcha: No importa que sea una microempresa o un gran emporio: es el fruto del esfuerzo de alguien para el bienestar de la familia y se deben tomar las providencias necesarias para especificar quién o quiénes serían los nuevos dueños, quién se
quedaría a cargo y cómo lo haría. Papeles en orden: Una de las peores experiencias para la familia nuclear cuando fallece uno de los padres es que, además del golpe y el duelo, tengan que sortear la incertidumbre sobre los asuntos comerciales y patrimoniales de su progenitor. No saber por dónde empezar, dónde buscar, qué hacer y qué cuidar primero. Si no se planea un testamento, hay que sumar los gastos adicionales para realizar los trámites necesarios y poner todo en regla. Evolución: Los testamentos responden a un momento específico de nuestra vida y puede cambiar las veces que sea necesario de acuerdo a nuestra situación tanto familiar como financiera. Recientemente, tuve un caso en donde una pareja hizo su testamento hace 40 años; ambos se nombraron herederos mutuamente. El problema es que no lo actualizaron y los dos fallecieron. Los hijos se sorprendieron cuando tuvieron que pagar dobles gastos e impuestos sobre las propiedades heredadas, pues aún y cuando ya habían fallecido ambos, legalmente se tenía que seguir la ruta prevista.
No hacer un testamento es la mejor forma de que todos pierdan. Lo ideal es dejar de considerarlo como un trámite doloroso y asumirlo como una gran responsabilidad, consideración y respeto por tu familia. Si auténticamente son tus seres queridos, demuéstrales tu amor y cariño, no sólo haciendo, sino realmente planeando tu testamento hoy.