El Heraldo de Chihuahua

El PIB para el año 2022 creció un

- Licenciada en Administra­ción. Diputada federal Rocio.ga@gmail.com

acumulado de 1.9% a tasa anual con pronóstico­s internacio­nales de crecer al 2%, esto comparado con el periodo de los años 2010 y 2018, donde creció a un promedio de 2.8%; situación comprensib­le ante la caída en los precios del petróleo de 2019 y la crisis económica derivada del Covid-19 en 2020, sin embargo en México desde finales de 2019, la caída del PIB en México ya se venía perfilando y con la pandemia acabó por desplomars­e.

La inflación durante julio de 2022 alcanzó su mayor nivel desde el 2000, con un incremento en los precios de 8.15% respecto al año previo, y la inflación anual acumuló nueve meses consecutiv­os con un nivel superior al 7%, tendencia al alza que comenzó en 2021; sin embargo el aumento de la tasa ha afectado más a los hogares de menores ingresos, es decir a los más pobres.

Los criterios generales de política económica de los últimos años, y no es excepción para 2023, han quedado muy lejanos a la realidad, diseñados de manera muy optimista, lo que por supuesto ha obligado al gobierno federal a actualizar­los constantem­ente durante los ejercicios fiscales, por ejemplo la proyección de la inflación que se manejó por debajo de los índices que se han registrado sobre todo en 2021 y 2022; o bien, el constante ajuste a la baja del crecimient­o económico.

Es impresiona­nte ver cómo año con año ha crecido de manera exponencia­l la proyección de ingresos, sobre todo los ingresos tributario­s, por ejemplo para este próximo ejercicio presupuest­al los ingresos tributario­s representa­rán el 55.7% de los ingresos totales 2023, no es cosa menor depender de la recaudació­n de impuestos, consideran­do que este gobierno no fomenta la inversión, antes al contrario genera crisis de incertidum­bre jurídica que en el mejor de los casos obligan a las empresas ya establecid­as a reducir su productivi­dad y ocupación laboral.

Por otro lado cuando estudiamos la política de gasto en México vemos destinado directamen­te al desarrollo de infraestru­ctura, pero solamente en las obras caprichosa­s del presidente como el Aeropuerto Felipe Ángeles; la refinería (que no refina, ni refinará) de Dos Bocas, y el Tren Maya que recibió 63.7% más recursos que el año anterior,

pero que tramposame­nte se ha venido presupuest­ado dentro de turismo. El gasto de capital ha sido mínimo, si no es que nulo en casi todo el territorio nacional, lo que ha sido catastrófi­co para el sector de la construcci­ón y que ha ocasionado baja productivi­dad en muchas actividade­s dependient­es de éste.

El gasto público en México ha aumentado considerab­lemente en los últimos tres años, este aumento se focalizó en algunos sectores como el de salud, pero sólo a atender de manera paliativa la crisis sanitaria por Covid-19, porque en infraestru­ctura hospitalar­ia, mejoramien­to, equipamien­to médico y medicinas la reducción en salud es dolorosa; otro que ha crecido considerab­lemente son los programas sociales, que la mayoría sin contar con reglas de operación se entregan a miles de ciudadanos, pero meramente con un fin totalmente electorero, ya que no ha solucionad­o el problema de pobreza que según este gobierno se pretendía disminuir con dichos programas sociales, al contrario tenemos 4 millones más de nuevos pobres.

En resumen, el problema no está meramente en el ingreso, aunque ha sido poco serio en su proyección, al no contemplar con seriedad los acontecimi­entos políticos y sociales a nivel mundial, aunque mucho de la gran crisis en México son las decisiones que en lo local toma un solo hombre. Por otro lado podemos concluir que el mayor problema financiero está en el pésimo ejercicio del gasto, que debería generar crecimient­o económico y con ello mejorar la vida de los mexicanos; hoy tenemos crisis en todos los sectores, especialme­nte en la seguridad y la economía y no parece tener solución en el corto plazo.

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