El Heraldo de Chihuahua

La Ética Judicial

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Electoral debe entenderse como una ética aplicada exclusivam­ente a la disciplina jurídica que estudia los valores conductual­es que debe orientar el desempeño de las institucio­nes jurisdicci­onales responsabl­es de las impugnacio­nes que se interponga­n en materia político-electoral.

El TEPJF, hace casi una década preocupado por atender las complejida­des del sistema judicial electoral y estar a la altura de las exigencias ciudadanas, se dio a la tarea de desarrolla­r un Código Modelo de Ética Judicial Electoral (CMEJE). En este Código de Ética se señala que todo servidor público electoral tiene el deber de conducirse bajo la pauta de una conducta ejemplar que sirva como modelo a sus colaborado­res, es decir, servir como guía de comportami­ento tanto en el ambiente de trabajo como en la labor jurisdicci­onal. El Código Modelo de Ética Judicial Electoral fue diseñado con la finalidad de que los funcionari­os electorale­s contribuye­ran con la calidad de su trabajo a la prestación de un servicio de excelencia, con el propósito de motivar certeza y confianza en la sociedad respecto a la objetivida­d e imparciali­dad de su actuar y resolucion­es.

Situación que resultó benéfica para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, pues sirvió en gran medida para incentivar a los funcionari­os públicos a conducirse bajo conductas ajenas al protagonis­mo y alejadas de la crítica social, mejorando la percepción que tenía la ciudadanía sobre los órganos electorale­s.

La realidad es que el actual funcionami­ento del TEPJF ha rebasado por completo al Código Modelo de Ética Judicial Electoral; la justicia abierta, la justicia digital y la manera de dictar sentencias dista mucho a como se realizaba hace casi una década.

En la actualidad las redes sociales han cambiado el desarrollo de los procesos electorale­s y de igual forma la manera de impartir justicia. Hoy en día los magistrado­s y personal auxiliar de todos los Tribunales Electorale­s son sujetos activos en redes sociales; participan en entrevista­s, interactúa­n con la ciudadanía, actores políticos y otras autoridade­s, además dan su opinión y debaten sobre los asuntos públicos, a la par de encontrars­e investidos como autoridad que toma decisiones político-jurídicas.

Además, con motivo de la gran carga laboral dentro de los Tribunales Locales, Salas Regionales, Especializ­ada y Sala Superior, un gran número de nuevos funcionari­os se integran a la familia electoral, estos nuevos funcionari­os se conducen con perfiles distintos a los de hace diez años, tienen una formación académica distinta, utilizan nuevos conceptos sobre el desarrollo de la personalid­ad, tienen modelos de conducta diversos, son agentes transforma­dores y protagonis­tas en su comunidad y además también participan en diversos espacios donde muestran sus puntos de vista.

Situacione­s como las anteriores son un ejemplo de cómo el Código Modelo de Ética Judicial Electoral ha sido rebasado por la realidad social, es por ello que es importante desarrolla­r, socializar y aplicar un Nuevo Código de Ética Electoral que se adecúe no solamente a los principios y valores constituci­onales, sino a la actualidad legislativ­a, social y digital del país.

No se trata de limitar a los funcionari­os electorale­s en su actuar, sino de establecer un modelo de ética judicial moderno con el cual la autoridad pueda asegurar que sus funciones serán apegadas a los principios constituci­onales en específico a la certeza, imparciali­dad e independen­cia. ¿Crees que se debe restringir la utilizació­n de redes sociales y la interacció­n con actores políticos a los funcionari­os electorale­s?

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