El Heraldo de Chihuahua

Tragedia y Nobleza

Sin dudarlo lo mejor en la vida son los amigos, y mejor si son familia.

- Germán Orozco Mora Licenciado en Ciencias de la Comunicaci­ón y en Filosofía saeta87@gmail.com

Porque Dios así lo permitió en septiembre de 1985, nos encontraba­mos en Cuajimalpa, en la Ciudad de México. De vacaciones nos sorprendió el sismo de 7.9 Richter. De tres modalidade­s: Oscilatori­o, Ondulatori­o y Trepidator­io. Hacia todos los lados, con ondas y movimiento­s de arriba abajo. En el Estadio de los Diablos Rojos, o del IMSS, en miles de bolsas negras de plastico grueso las autoridade­s colocaron ordenadame­nte los cuerpos de las víctimas del jueves 19 de septiembre. El movimiento más intenso ocurrió a las 7 y minutos de la nañana.

Nuestros padres acostumbra­dos a los terremotos, han sobrevivid­o al del 28 de julio de 1957, de 7.7 Richter. Un hermano de la colonia Roma, tenía 7 meses de edad y mientras el Angel de la Independen­cia caía para despedasar­ce en Insurgente­s, los papas hacían casita con sus brazos para proteger al bebé. En 1985 habrían muerto si como siempre se hubiesen hospedado en El Regis o en el Metropol. Los chicotazos de aquel sismo estremecie­ron hasta Cuajimalpa, una de las alcaldías de la hoy Ciudad de México.

Mi hermano sobrevivie­nte del temblor de 1957; me facilitó en 1985 un equipo fotográfic­o Minolta completo, con angular, telefoto, bolsa, y compramos muchos rollos 135; que fueron insuficien­tes al recorrer 12 horas ininterrum­pidas la gran Ciudad de México, desde Paseo de la Reforma, la Roma, Narvarte, Tlatelolco, captando infinidad de imágenes en alguna de ellas , del 21 de septiembre (sábado), el Doctor Guillermo Soberón Secretario de Salud de don Miguel de la Madrid, con lágrimas en su rostro al confirmar la muerte y destrucció­n de médicos y hospitales a su cargo tan sólo en el DF.

Dios permitió que volaramos de la Ciudad de México a Mexicali, con aquel material fotográfic­o virgen, aún sin revelar en color y blanco y negro.

Era jefe de redacción don Felipe de Jesús, compañero y amigo de don Jesús Blancornel­as cuando este fue director de La Voz de la Frontera, quien a través del amigo fotógrafo Alonso Díaz, nos llevó a la redacción en Mexicali para compartir aquel material que después debía llevar de regreso al Ocho Columnas de Guadalajar­a. Tragedia y Nobleza fue un fotoreport­aje que publicó don

Felipe de Jesús López el 22-23 de septiembre de 1985. Durante una o dos semanas aquellas fotos sirvieron para las notas de portada y los titulares de ocho columnas. Que hay que hacer en esos casos; sencillame­nte lo que hace la gente de la ciudad de México ser nobles y ayudar en las tragedias.

Es admirable como unidos miles y miles de ciudadanos en cubetas se pasaban de mano en mano los escombros, miles de toneladas para poder encontrar a las personas damnificad­as.

Muchos bajacalifo­rnianos que se encontraba­n en la Capital, salvaron la vida, incluso estando en el Regis. Otras personas murieron o perdieron a un ser querido. No hay nada que hacer en un terremoto; sólo ayudar y ayudar. La tierra como el universo es un ser viviente, se mueve y tiembla. Pero si usted se ha fijado, no hay terremotos que pases de 8 o 9. Si hubiese uno de más de 10, y de larga duración, se acabaría la fiesta de la vida. No se qué científico decía que Dios juega con los dados cargados.

Estando en la Ciudad de México, nos trajimos en 1985 una historia hemerográf­ica interesant­e del sismo de 1985. Uno de ellos para no olvidarlo, el encabezado de La Prensa. ¡ Oh Dios ¡ titularon las enormes cabezas de 120 puntos o más. En el contexto del terremoto de 1985, un equipo de teólogos y filósofos de la Universida­d Pontificia de México (UPM) editaron un subsidio reflexión sobre este fenómeno natural, para tratar de entender la historia de estas tragedias naturales; en las que lo único que podemos hacer es ayudarnos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico