El papel que juegan
los bosques como productores de madera, proveedores de servicios ambientales y aliados en la lucha contra el cambio climático colocan a la actividad forestal con un potencial a futuro muy promisorio. De acuerdo con estimaciones hechas por la FAO, en su reporte "Perspectivas del sector forestal mundial 2050", la demanda de madera se mantendrá en las próximas décadas, con incrementos muy importantes. En su reporte, señala como los principales factores de este incremento al crecimiento de la población a nivel mundial y al hecho de que la madera tiene usos cada vez más diversificados.
En el área de embalajes y tarimas, por ejemplo, el consumo de madera ha aumentado, en la medida en que el comercio internacional se incrementa. La construcción, es otra área en la que se está teniendo un importante auge en los últimos años, con el gran impulso a nuevos proyectos de edificios con estructura de madera, algunos de los cuales alcanzan ya hasta 100 metros de altura.
Además de su uso en las estructuras, la madera es muy apreciada como material para interiores, tanto por su belleza natural como por sus excelentes características térmicas y acústicas. El uso de la madera en la construcción tiene además otras ventajas importantes, como son la mayor rapidez y los menores costos al construir, comparado con el uso de materiales tradicionales como el hormigón o el acero. En el aspecto ambiental, tiene además otros beneficios, como son la captura del carbono que se conserva en la madera, y las menores emisiones de CO2 que se generan con su uso, en comparación con los materiales tradicionales.
Otro uso en el cual la madera se seguirá posicionando y aumentado su demanda es su utilización como biocombustible. Su uso en este segmento de mercado se ha incrementado de manera importante, dada la creciente tendencia hacia el uso de fuentes de energía renovables, y las restricciones que se están imponiendo al consumo de combustibles fósiles. Para los dueños de los bosques, además de su aprovechamiento y usos tradicionales, se abren nuevas áreas de
oportunidad para obtener ingresos adicionales, como es la venta de bonos de carbono. Este nuevo mercado tiene un gran potencial de crecimiento a futuro, como consecuencia de los compromisos que se adoptaron en el Acuerdo de París, con metas más agresivas para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Recordemos que este acuerdo es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante. Fue adoptado por 196 Partes en la COP21 en París, el 12 de diciembre de 2015, y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. Su principal objetivo es limitar el calentamiento global en este siglo, a niveles menores a 2, preferiblemente a 1.5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales.
Ante este panorama, el sector forestal en su conjunto, tanto productores, como industria, tendrá a futuro una buena perspectiva para desarrollar y diversificar esta actividad económica. En el caso de los productores primarios, principalmente los ejidos y comunidades dueños de los bosques, una estrategia recomendable para aprovechar estas condiciones favorables es mantener y consolidar su organización interna, lo cual seguramente les facilitaría más trabajar en proyectos y estrategias para la conservación y el aprovechamiento sustentable de sus recursos forestales, y con ello, generar más empleos e ingresos económicos.