El Heraldo de Chihuahua

Sin duda lo que en

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días pasados salió a la luz, en cuanto a la presencia que tiene el Ejército Mexicano en todos los aspectos del país es alarmante, se ventilaron operativos castrenses de alto impacto, nómina de todo el personal del Ejército, denuncias internas de abusos sexuales, entre otras cosas.

Guacamaya Hacks es el grupo de piratas informátic­os que develaron esta informació­n, la cual se estima que extrajeron y expusieron seis terabytes de informació­n confidenci­al, la cual data desde el 2016 a septiembre del presente año, aquí tenemos que es sumamente delicado lo ocurrido, ya que se ventila cómo actúa el Ejército en nuestro país, cómo se comunica con otros ejércitos, cómo cuidan al Presidente, los movimiento­s de capos que para la opinión pública son objetivos que, si bien, se sabe el territorio donde operan, se supone que se desconoce su ubicación real, pues no, la realidad según estos documentos es que conocen la ubicación, actividade­s y hasta lo que comen estas personas.

El presidente López Obrador, como en otros muchos temas a los que no tiene respuesta, minimiza el impacto de estos hechos, culpa a periodista­s, y se burla de los hechos al ritmo de Chico Che, dijo que esto se debió a que se está dando un cambio en el sistema, sin embargo, no hay que ser un genio para saber que transferir seis terabytes de informació­n toma tiempo, y no poco.

Pero qué va a criticar el Presidente si ha encontrado en el Ejército a su más grande aliado, para nadie es secreto que las fuerzas armadas se han empoderado como nunca en este sexenio, además de

encargarse de temas de seguridad, construyen obras públicas, administra­n negocios y en un futuro podrían tener su propia aerolínea. Algo que como mexicanos debemos ver, y es de preocupar, es cómo las fuerzas armadas cada vez tienen más influencia sobre el gobierno civil, se ventiló cómo el Ejército usó el software “Pegasus”, donde espiaron a periodista­s, opositores, y hasta a mismos funcionari­os poderosos de la mal llamada 4T.

Se vislumbra un desequilib­rio entre el poder civil y militar, ya que para ampliar presupuest­o y funciones no hay problemas entre el Ejecutivo y las fuerzas armadas, pero si es una instrucció­n para informar sobre algún caso que les pudiera perjudicar, simplement­e no obedecen.

No se debe minimizar lo sucedido, se debe investigar y detectar exactament­e dónde se vulneró la seguridad de los servidores, qué causas administra­tivas, operativas y de inteligenc­ia fallaron, y debemos ser muy cuidadosos con la contextual­ización que se le dé a la informació­n, ya que como se maneja Morena y sus aliados pretextará­n estas filtracion­es para meter iniciativa­s en cibersegur­idad y, así aprovechar para imponer mordazas a quien publique estas situacione­s.

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