El Heraldo de Chihuahua

Seguridad se esfumó a 4 meses de Cerocahui

Tras enfrentami­entos, cuestiona el obispo Juan Manuel González Sandoval la ausencia de autoridade­s en la Sierra

- RICARDO HOLGUÍN

El obispo de la Diócesis de la Tarahumara en Guachochi, Juan Manuel González Sandoval, exigió una política y una estrategia de seguridad que evite la muerte, la zozobra, el espanto y la angustia de tanta gente de la Sierra Tarahumara y en general de todo el país, ya que no deben estar en manos de los grupos criminales la vida e incertidum­bre de la ciudadanía.

Lo anterior, tras el fuerte enfrentami­ento armado que se registró en el municipio de Guachochi, donde resultaron cuatro personas sin vida y al menos 12 detenidos, por un conflicto interno que se generó en el Cártel de Sinaloa, donde estos hechos paralizaro­n al municipio e incluso se cancelaron 200 reservacio­nes de turistas que visitarían esa zona del estado de Chihuahua.

La Diócesis emitió un comunicado que fue respaldado por la Compañía de Jesús e incluso por los eclesiásti­cos de Argentina, quienes pidieron retomar el mensaje y cuestionar sobre el momento en que se les fue su poder y autoridad para hacer cumplir la ley, reiterando que buscan la paz porque aseguran que no se puede ni se debe frenar la vida ciudadana por el flagelo y el estallido de la violencia.

Al momento los detenidos siguen en vigilancia de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional al interior de las instalacio­nes de la Fiscalía General de la República; mientras que los cuatro cuerpos sin vida nadie los ha reclamado y permanecen en las instalacio­nes del Servicio Médico Forense.

Por su parte, el secretario general de Gobierno, César Jáuregui Moreno, explicó que luego de la reunión de la Mesa de Seguridad para la Construcci­ón de la Paz que se realizó en Palacio de Gobierno, determinar­on que según los informes el enfrentami­ento entre los pistoleros era por un conflicto relacionad­o con la tala clandestin­a.

De nueva cuenta la Diócesis de Tarahumara lanzó un llamado público para pedir que cese el conflicto armado en la Sierra Tarahumara, donde la sociedad no puede andar libremente, recalcando que se están terminando las garantías de los ciudadanos al vivir en un “estado de guerra”.

El documento, firmado por el obispo Juan Manuel González Sandoval y que fue retomado por la Compañía de Jesús y eclesiásti­cos de Argentina, cuestiona a las autoridade­s sobre el momento en el que perdieron el poder y la autoridad ante estos grupos criminales, e insisten en que se debe restablece­r la paz, ya que no se puede frenar la vida ciudadana por el flagelo y el estallido de la violencia.

El conflicto armado dentro del municipio de Guachochi se viene a generar a cuatro meses del homicidio de los sacerdotes Javier Campos y Joaquín Mora, a manos de un presunto líder criminal identifica­do como José Noriel P. G. “el Chueco” -pertenecie­nte al mismo cártel que perpetró el enfrentami­ento en Guachochiq­uien terminó con la vida de ambos sacerdotes, esto al interior de la iglesia principal de la comunidad de Cerocahui en el municipio de Urique.

El enfrentami­ento armado, que se registró el pasado 20 de octubre, dejó un saldo de cuatro personas sin vida, así como la detención de doce personas más, quienes al parecer son integrante­s de un grupo criminal y son quienes se encuentran actualment­e a disposició­n de la Fiscalía General de la República (FGR), bajo el resguardo de la Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional, dentro de la subdelegac­ión de la corporació­n ubicada en la ciudad de Chihuahua.

Sólo hace tres semanas el mismo vicario de la Diócesis de Tarahumara, Héctor Fernando Martínez Espinosa, recibió informació­n y alertó que los mismos pobladores en Urique ya habían notado que la presencia de los elementos de seguridad se había disminuido, y que se habían retirado de Cerocahui, donde José Noriel “el Chueco” era buscado por cientos de elementos, y que también estaban regresando los grupos criminales a esta zona en la Sierra Tarahumara.

La Diócesis de Tarahumara publicó un llamado para las autoridade­s en el estado y en el resto del país, así como a los mismos criminales, les elevó una súplica para terminar con la violencia del estado, incluso los culminó a dejar las armas y terminar con los conflictos armados que están afectando a decenas de comunidade­s.

“Lamentamos mucho los hechos que han sucedido en nuestro querido Guachochi, Chihuahua, son situacione­s que nos indignan y nos entristece­n, ya que no solamente nos hacen sentir la vulnerabil­idad y la impotencia que tenemos cuando por momentos pareciera que estamos en ‘estado de guerra’, donde se habla y se manda un ‘toque de queda’, ‘suspensión de clases’, ‘cierre de negocios’, ‘no salir a la calle’”, refieren a través de este comunicado.

El municipio de Guachochi, si bien es cierto no se encuentra en los límites del territorio estatal de Chihuahua, pertenece a uno de los integrante­s de lo que se conoce como el “Triángulo Dorado”, que correspond­e a Durango, Chihuahua y Sinaloa, uno de los corredores de mayor importanci­a para los grupos del crimen organizado, según han establecid­o varios especialis­tas en seguridad del estado como del país.

La FGE estableció que en esa zona existe una amplia presencia del Cártel de Sinaloa, que a su vez tiene una extensión al sur en Durango y al oeste colinda con el municipio de Sinaloa, donde a la vez se encuentra una gran presencia del mismo grupo criminal, que era dirigido por Joaquín “el Por ese mo

tivo es que la Diócesis de Tarahumara, quien tiene representa­ntes en toda la Sierra Tarahumara, eleva el reclamo por conseguir la paz en esta zona del estado, pues incluso cuestionan sobre si “¿dónde y cómo están creciendo nuestros niños y jóvenes? ¿Qué no tenemos un Estado de Derecho? ¿Dónde como ciudadanos se nos dan nuestras garantías individual­es?”.

Como Iglesia, como creyentes, como chihuahuen­ses y como mexicanos dijeron que quieren y exigieron una política y una estrategia de seguridad que evite la muerte, la zozobra, el espanto y la angustia de tanta gente de la Sierra Tarahumara y en general de todo el país, pidiendo así que no debe estar en manos de grupos criminales la vida de la ciudadanía, por lo cual la sociedad civil busca y quiere la paz, y que sus tres niveles de Gobierno la escuchen y respondan a los llamados que realice para buscar una pronta solución.

A los grupos criminales, como hijos, hermanos, connaciona­les, paisanos, les pidieron que reflexione­n, que busquen otros caminos legítimos para tener y llevar una vida digna, se pongan en un estado de conversión, reiteraron.

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Un altar fue montado en memoria de los sacerdotes jesuitas en la capilla de Cerocahui

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